PEDRO ANTONIO HACHÉ HACHÉ
Un nombre de peso en materia de construcción
“Pero, ¿quién se va a quedar con todo esto, quién me va ayudar?”, fue la pregunta que el comerciante libanés, Pedro Haché, le hizo a su hijo Pedro Haché segundo, cuando este le dijo que quería ir a la capital a estudiar, porque quería ser profesional. 61 años de carrera respaldan ese sentimiento que una vez lo motivó a dejar una ciudad próspera en aquella época, como lo era San Pedro de Macorís. Quería ser ingeniero aunque eso le costara a la familia el no tener una segunda generación que le diera continuidad a los negocios de su padre.
Esta es la historia de Pedro Antonio, un hombre ya entrado en edad, pero con la mente tan lúcida como para recordar pequeños detalles de cuando su padre emigró desde el Líbano por los años 1916. “Duró tres meses en Marcella”, dice, hasta que tres meses después pudo abordar un barco que lo acercará un poco más a su destino. Así llegó a una isla francesa, y luego de allí, se trasladó en un velero a San Pedro de Macorís.
“Él no tenía noción hacía dónde venía”, pero sin dudas, su sangre osada y de comerciante lo trajeron a ‘buen puerto’, y en una época en que San Pedro de Macorís era una próspera ciudad, y decidió asentarse.
“Mi papá era buen comerciante y le iba muy bien en el negocio de los tejidos. Así que cuando le dije que quería estudiar, me preguntó: “¿Quién se va a quedar con todo esto, quién me va ayudar?”, nos relata Pedro, quien era hijo único, pues su única hermana había fallecido.
Pedro nació en dicha ciudad el 27 de febrero 1934, donde vivió por un tiempo junto a sus padre (Pedro y Edma). Él quería ser profesional, era su deseo. Así que su padre finalmente le dijo: Si tú lo que quieres es estudiar, vete, que no te va a faltar nada. “Y creo que me hubiera ido bien como comerciante, pero no me gustaba”.
Autor: Construmedia
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