PUENTE DE BROOKLYN
En sus inicios, era conocido como el puente de Nueva York y Brooklyn, ya que une los distritos de Manhattan y de Brooklyn en la ciudad de Nueva York.
Esta colosal obra forma parte del grupo de símbolos que representa la ciudad de Nueva York; y además de ser el famoso puente atirantado que cruza el río East que conecta a Manhattan y Brooklyn, es también una representación icónica del estilo arquitectónico neogótico.
El puente de Brooklyn (así como la Estatua de la Libertad, Empire State, Central Park…) es símbolo histórico de Nueva York y parte de la cultura popular, por lo que verlo en series de TV, cómics o en el cine, no es para nada extraño. Durante 20 años este puente colgante fue el más largo del mundo, y alcanzó fama mundial por ser el primero suspendido mediante cables de acero.
New York and Brooklyn Bridge, así se llamaba en sus inicios, pero su nombre cambió a partir del año 1915; desde entonces es llamado el Puente de Brooklyn, un lugar digno de visitar si estás de paseo por Nueva York.
Esta estructura no solo es una obra emblemática de la ciudad, sino que también lo es de la ingeniería del siglo XIX. Se construyó entre los años 1870 y 1883, época en la que el uso del acero como material constructivo a gran escala fue innovador. Su longitud es de 1825 metros y, para su inauguración, era el puente colgante más grande del mundo, como ya hemos mencionado.
El puente colgante de Waco, Texas, sirvió como prototipo para el proyecto final del Puente de Brooklyn. Ambos fueron construidos por la firma de ingenieros John Augustus Roebling, quienes también trabajaron en la construcción de puentes colgantes de menor tamaño antes del Puente de Brooklyn, entre ellos el de Cincinnati, Ohio, Estados Unidos.
La principal función de esta estructura es unir por vía terrestre la isla de Manhattan con Brooklyn. Este puente se hizo muy necesario debido a que las personas debían desplazarse por ferry a través del río Este; un trayecto que se podía volver peligroso debido a la gran velocidad del río y el clima variante de la ciudad; además de ser un viaje largo y poco cómodo; así que la municipalidad de Nueva York puso manos a la obra con esta construcción que solucionaría estos problemas.
Pero otras “teorías” apuntan a que hubo algo más que una simple intención de que los moradores de Brooklyn se trasladaran a Manhattan de una manera más rápida y cómoda. Sobre el tema, una enciclopedia virtual afirma que cuando el ingeniero y propietario de una compañía metalúrgica llamado John Augustus Roebling no pudo trasladarse de Manhattan a Brooklyn debido al hielo que cubría el río, ideó la solución con la construcción de un puente; esto fue en el año 1852. Tres años más tarde ya había desarrollado el proyecto al que él mismo denominaría como una grandiosa obra de arte.
La idea de Roebling, dice la fuente, fue recibida con entusiasmo por los gobernantes de Manhattan y Brooklyn, no obstante, el apoyo económico lo encontró en William C. Kingsley que, debido a sus influencias políticas, presionó para que una empresa privada pudiera construir y administrar la construcción de un puente que uniera las dos ciudades. Así fue como en el año 1876 se crea la New York Bridge Company que
sería la encargada de administrar los fondos públicos de las ciudades para la construcción y mantenimiento del puente.
Características
La construcción de esta importante vía de comunicación, libre de peaje de ambos lados, tiene una historia interesante si el proceso se compara con otras obras. Por ejemplo, una fuente en Internet revela que cinco días después de la aprobación de la construcción, Roebling se fracturó gravemente un pie, por lo que se sometió a una amputación.
Lamentablemente, a pocas semanas de lo ocurrido, murió de tétanos. Pero el proceso para iniciar la obra no se detuvo: su hijo Washington, quien trabajaba con él desde hace algunos años, se hizo cargo aunque no por mucho tiempo. Washington empezó a sufrir de la “enfermedad de los buzos” o “síndrome de descompresión” por su continuo trabajo en los pozos de cimentación, por lo que terminó postrado en una cama; aún así corrió con más suerte que los más de 20 obreros que murieron por dicha enfermedad causada por los cambios de presión en el agua.
Finalmente, Emily Warren se hizo cargo de la obra, bajo las instrucciones de su esposo Washington, ya que este no podía ir muy a menudo ni siquiera a supervisar tan importante obra. Cuando el puente inauguró para el público, ella fue una de las primeras personas en cruzarlo.
El Puente de Brooklyn tiene seis carriles para vehículos (exceptuando camiones y autobuses), y una pasarela independiente para peatones y bicicletas. Si hablamos de las características en la construcción, hay que resaltar que está construido con piedra caliza, granito y cemento, bajo un estilo arquitectónico neogótico, un estilo vinculado con el Romanticismo y una reelaboración que reproduce el lenguaje arquitectónico del arte gótico medieval.
Los soportes de cable metálico del puente eran seis veces más resistentes de lo estrictamente necesario en aquel tiempo, lo que explica por qué todavía se mantiene en pie, contrario a gran parte de los puentes colgantes construidos en la misma época.
“En el año 1877 se finalizó la construcción de las torres de anclaje y los pilares que quedarían unidos de forma provisional a través de una pasarela peatonal. Los dos pilares, de estilo gótico con doble arcada y una altura de 84 metros, solo eran superados por la torre de la Trinity Church, en Wall Street”, según Wikipedia.
Autor: Construmedia
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