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ARQUITECTO MIGUEL LLODRÁ

ARQUITECTO MIGUEL LLODRÁ

“En la compañía no nos ponemos límites, y todo lo que hemos logrado es por la unión familiar”.

El arquitecto Miguel Llodrá Haché es definido por sus amigos como un verdadero caballero de la industria de la construcción, y no es para menos. Su exquisito trabajo ha quedado plasmado en obras que se han alzado con reconocimientos internacionales, no solo por su fina terminación y la constante búsqueda de la perfección, sino también por el amor, que, junto a su familia, le pone a cada proyecto.

La construcción de la Catedral San Pedro Apóstol, en San Pedro de Macorís, forma parte de la historia de Miguel Llodrá. Gabriel, su tío paterno, emigró a finales de 1800 y fue el maestro constructor de dicha obra; años más tarde, también se unió al proyecto su padre Tomás, un artista artesano de la madera que logró hacer profesionales a todos sus hijos gracias a sus trabajos en su taller de ebanistería.

A decir verdad, la arquitectura siempre estuvo en Mike, como sus allegados le dicen, pero fue realmente con su tío materno, Pedro Haché, con quien desarrolló un apasionante amor por la carrera que lo ha llevado a tener un sitial privilegiado en el mundo de la arquitectura y la construcción. De sus trabajos y trayectoria hablamos durante esta entrevista que les comparto.

Llegué unos minutos antes de la cita a las instalaciones de Constructora Llodrá. Luego de un cálido recibimiento, me invitaron a pasar a la sala de juntas, espacio que serviría de escenario para una plática que definiría como extraordinaria. En la mesa de cristal, creí que una hormiga de metal de 7 x 7 pulgadas servía de adorno, pero más tarde me di cuenta que era un mensaje subliminal de la laboriosidad que el fundador de la empresa representa.

El arquitecto Miguel Llodrá nació el 21 de noviembre del año 1958. (Es de San Pedro, puesto que solo nació en Santo Domingo). Su padre, Tomás, emigró de Mallorca, España, en el año 1956. Y su madre, Carmen, es dominicana de ascendencia libanesa. Sus padres eran comerciantes de textiles, se conocieron en San Pedro y allí se casaron.

Mike es el mayor de cuatro hermanos: Carlos, ingeniero eléctrico; Karina, decoradora y diseñadora; y René, graduado de Administración de Empresas. “Mi mamá murió muy joven, y René no se había graduado de la universidad. De alguna manera me encargó que lo cuidará, y siempre he estado pendiente a él”, relata con la voz quebrantada y con un brillo especial en los ojos como quien se siente feliz al haber cumplido con su rol de hermano mayor, y al estar pendiente de todos sus hermanos, principalmente de René.

“Mi papá nos sacó adelante a todos, era un tremendo maestro artesano de la madera”, dice, al instante que le vienen a la memoria recuerdos de infancia cuando montaba bicicleta, se bañaba en las fuentes de agua, jugaba pelota.

y baloncesto; y cuando de adolescente fue selección nacional de waterpolo. Disfrutaba mucho de aquellos años y de los deportes, pero siempre enfocado en los valores familiares que le enseñaron sus padres, entre ellos el respeto y la honestidad.

ESTABA ESCRITO

Llodrá inició la primaria en el Colegio Cristo Rey y, posteriormente, comenzó a estudiar en el San Pedro Apóstol, donde terminó su bachillerato.

Al conversar un poco sobre la decisión de elegir su carrera, nos narra que su madre nunca estudió Arquitectura, pero asegura que era una arquitecta por naturaleza. “Ella se fue a estudiar a los Estados Unidos y allí se graduó de la secundaria en el 48. Tenía mucha visión, pero mi abuelo no le permitió estudiar Arquitectura porque decía que era una carrera de hombres, pese a que la habían aceptado ya en una universidad de prestigio en los Estados Unidos”.

Empero, su tío materno, Pedro Haché, sí estudió y se graduó de ingeniero arquitecto en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y es precisamente él quien se convertiría años más tarde en su mentor. Mike tuvo mucha influencia llegado el momento de escoger la carrera, y al final del bachillerato tenía muy claro que quería estudiar Arquitectura.

“Fui el primer nieto y primer sobrino, entonces, andaba con mi tío por todos lados y veía cómo él trabajaba”, recuerda Llodrá, que inició la carrera en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y perdió allí un año tras “quemarse” en una de las materias. Después de eso, se matriculó en la carrera de Arquitectura en la Universidad Central del Este, y cinco años después se graduó.

Antes de su investidura, nos narra que lo querían graduar con un proyecto que hizo junto a un grupo en el último semestre. Pero no aceptó. “Yo quería hacer una tesis para la historia, y me propuse hacer una tesis sobre el Club de los Leones de San Pedro de Macorís”. Finalmente se graduó de arquitecto en la Universidad Central del Este.

Debido a los trabajos, no se habló de un posgrado, dado que inició a laborar antes de terminar la carrera y la fecha no ha parado. Con relación a su titulación, bromea y dice que su título verdadero es una carta que su tío Haché le dio, misma que tiene enmarcada y colgada en su oficina.

“Uno tiene siempre muchos tropezones en la vida, pero no podemos dejarnos caer, hay que seguir luchando hasta que se llega a la meta. Yo nunca pensé llegar hasta donde estoy”. Y es que Miguel no lo sabía, pero estaba escrito: iba a ser arquitecto, y no cualquier arquitecto.

COMO HORMIGUITA

En el año 1987 Miguel Llodrá funda Constructora Llodrá. Fácil de leer, fácil de escribir, mas no el camino recorrido.

“Todo trabajo, siempre rinde sus frutos”. Y así es, más que feliz al saber que sus hijos de alguna manera darán continuidad a lo que ha logrado construir: “Tengo dos hijos que trabajan conmigo, y que me han ayudado mucho: Mikey y Alberto; Mauricio está fuera del país terminando un posgrado”.

En principio, Llodrá llegó a la capital con la intención de ayudar a su tío, en vista de que este tenía que someterse a una operación de corazón abierto, período que se extendió y terminó trabajando junto a Haché por unos 13 años, en Constructora Ginaka.

“El regalo más grande que don Pedro le pudo haber dado a Mike fueron todos esos años de experiencia”, resalta Mayra de Llodrá, el apoyo número uno de Constructora Llodrá desde su fundación hasta la fecha. Dice, además, cien por ciento segura que su esposo “es un profesional que se exige demasiado a sí mismo, al que le gustan las cosas bien hechas. De todos los proyectos que hemos hecho, los clientes se han quedado como amigos, por la honestidad y la responsabilidad de Mike; y es que cuando se termina un trabajo bien hecho, el cliente siempre vuelve”.

Mientras trabajaba para robustecer su empresa, conjuntamente laboró en Constructora Ginaka, de hecho, no fue sino hasta el año 1993 cuando se independizó de manera formal.

El arquitecto recuerda que en esa fecha se hicieron más independientes y sus horizontes se ampliaron con una infinidad de sueños por cumplir, y uno de ellos se hizo realidad rápidamente con la materialización de los apartamentos Miguel Alberto, en Las Praderas, uno de sus primeros proyectos. “Luego se construyó la torre Coral Gables, y seguimos por ahí”, cuenta Llodrá muy entusiasmado al recordar también que en sus inicios, sus oficinas estaban en la sala de su apartamento y allí mismo se vendían los proyectos.

Ambos recuerdan, tanto Mike como su esposa Mayra, que cuando las personas iban a ver o negociar los apartamentos, les decían a sus hijos que se quedaran tranquilos en la habitación. Pero claro, muchachos al fin, uno que otro día pedían cosas a mitad de una negociación que ponían en aprietos a más de uno. Al final, y como era de esperarse, los hijos fueron creciendo y al mismo tiempo aumentó el interés por la empresa de su progenitor.

“Pasaron los años y los hijos se volvieron ya adultos, y se fueron por la línea de la ingeniería, arquitectura y leyes. Mike estudió Arquitectura y es el encargado de los proyectos del este, mientras que Alberto estudió Ingeniería Civil y tiene a su cargo, digamos, todos los

proyectos de la ciudad; ambos han hecho especialidades fuera del país. Mientras que Mauricio terminó la carrera de leyes y actualmente está realizando una maestría en el extranjero”.

“Si la compañía era medio talle cuando iniciamos, ahora está completa con la integración de los hijos. Es una compañía adulta, por el hecho de que los muchachos, todos, han aportado, tanto en arquitectura y diseño como en construcción. Por su amor al trabajo, han creado diseños cada vez más modernos, han invertido su talento en Constructora Llodrá y estamos muy orgullosos de todos, aparte de que son unos buenos muchachos, nobles, honrados y respetuosos”, reconoce la pareja de esposos.

La carrera del arquitecto Miguel Llodrá –literalmente– ha estado llena de retos, como cuando se le asignó construir la torre del aeropuerto de Punta Cana, la cual debía entregar en un período de 90 días. Para ello, realizó un trabajo sistemático y exhaustivo de horarios extendidos y duplicidad de personal laboral.

“Dentro del cronograma no daban los noventa días y no había forma humana de hacerlo, pero gracias a Dios lo logramos”, comenta con gran satisfacción puesto que el grado de verticalidad de la torre dio 00, es decir que estaba perfecta, tras una evaluación por parte de expertos de los Estados Unidos, de hecho, “la compararon con otras torres de aeropuertos de otras islas, y dijeron que era la más perfecta”.

Otras obras de él también han sido reconocidas de manera internacional como el proyecto de la Casa de la Cultura del Ingenio Consuelo (aún sin terminar). Este fue reconocido por el Club Rotario de Canadá.

El arquitecto también realizó las tres cuartas partes de dicha terminal aérea, y otros proyectos de envergadura en Punta Cana. Además, 16 supermercados Bravo; dos supermercados y un licor store para El Nacional (incluyendo el de Punta Cana); tres supermercados Olé; tres Almacenes Iberia; el gimnasio del Colegio Carol Morgan, entre otros.

Otro proyecto muy importante es la Casa Hemingway, un hotel de alta gama ubicado en Juan Dolio, que ha sido reconocido a nivel internacional. En el sector turismo Llodrá también se ha destacado por la construcción de importantes hoteles como Tortuga Bay, y Hard Rock Café en Bávaro; en este último tuvo a su cargo unas 600 habitaciones y todos los lobbies.

“Estamos haciendo unos apartamentos en Punta Arena, al Grupo Puntacana, esto forma parte de las construcciones más recientes”, acotó el arquitecto quien nos dio unas pinceladas de cómo ve el sector construcción dominicano.

“El desarrollo del país ha sido increíble; desde que tengo uso de razón siempre ha ido enfilado hacia arriba, nunca ha bajado. El Estado es un ente regulador y nosotros lo empujamos para que el país siga adelante. Algo que faltaría al sector para que siga mejorando es definir mejor los reglamentos. La permisología a nivel general sigue siendo un problema porque cuando no es una entidad, es otra. La tolerancia se agota, por lo que debe haber un patrón que defina qué es lo que realmente se necesita”.

Reconoce que es un avance importante la creación del Ministerio de la Vivienda, y que ha podido constatar que ha empezado a funcionar, lo que ayudará en gran manera a que la economía del país siga creciendo.

AFICIONADO DE LAS MOTOS

Mike es un hombre muy trabajador, pero siempre ha puesto a Dios y su familia primero. Durante la entrevista se muestra sensible al tratar el tema: “Tengo una empleomanía grande. Cada día somos más y tengo un compromiso con mis colaboradores que me apoyan incondicionalmente, y hasta me defienden más que yo mismo.

Miguel Llodrá está casado con Mayra, cubana estadounidense que vino al país desde Miami a realizar sus estudios de Medicina en San Pedro, y es allí donde se conocen. En 1986 se casan, y así inicia una hermosa historia de amor que va por 36 años, en la que han procreado tres hijos, dos de los cuales están trabajando de manera activa en la empresa, como hemos referido. “Dios y mi familia, para mí lo son todo. A mis hijos les he dado formación junto con mi esposa”.

Mike dice sentir que ha hecho una buena labor a nivel profesional y estar muy orgulloso y contento de lo que ha logrado. Y es que siempre ha tenido una visión que lo impulsa a querer hacer más, sobre todo después de formar una familia y tener sus hijos.

Aunque no tienen formalmente una fundación, tienen por costumbre ayudar a los más necesitados; y es que su formación familiar y la guía que han recibido de los jesuitas, los han convertido en personas empáticas y conscientes de las precariedades de los demás.

Puede que a muchos le suene extraño, pero de seguro ya han visto las fotos que sirven de testimonio de su afición por las motocicletas. “Recuerdo que mis padres me compraron una moto cuando me mudé a la capital porque no podían comprarme un carro”.

“Antes iba a los enduro y participaba en ellos, pero ahora estoy de retirada”. Pero este pasatiempo no ha quedado en el pasado, pues a la fecha, Llodrá monta una motocicleta de colección prácticamente todas las noches como una forma de disipar. Sus gustos por esta clase de vehículos, también le ha quedado como herencia a sus hijos.

Finalmente, Mayra resalta varias cualidades de él: “Es una persona sumamente responsable, honesta, recta. Como esposo, es una persona muy buena, cariñosa, respetuosa, y, como padre, siempre se ha preocupado por sus hijos, y les ha dado una formación y valores. Para mí ha sido una buena elección haberlo elegido como esposo y como padre de mis hijos.

 


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