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CÁNDIDA MEJÍA | GERENTE GENERAL LANCO DOMINICANA

CÁNDIDA MEJÍA | GERENTE GENERAL LANCO DOMINICANA

Sus cualidades humanas y profesionales le han permitido estar al frente de una empresa de gran prestigio en la República Dominicana. Doña Cándida ha sido el timón que guía a más de trescientos colaboradores y ha hecho de Lanco Dominicana un referente en el sector de la construcción. Con ella conversamos sobre su vida y trayectoria, conocimos los pilares en los que sustenta su vida y que le han dado parte del éxito que hoy disfruta como persona y como profesional.

Cándida Mejía sabe lo que quiere y va tras ello. Para ella, la palabra “no” debe desaparecer, atendiendo a las limitaciones y comodidades que trae consigo. Entiende que es un disfraz que oculta las posibilidades que se pueden alcanzar tanto en la vida laboral como personal. Atribuye haber heredado de su madre la responsabilidad, el amor por el trabajo y el compromiso de educar a sus hijos con valores y respeto.

Remontarnos a sus años de infancia evocó recuerdos agradables de su niñez. Como hija mayor, el nacimiento de sus hermanos en épocas distintas de su ciclo vital, le han marcado de manera especial, pues como ella misma describe, su relación con ellos es una “mezcla de amor filial y maternal”.

Inquieta, despierta, con deseos de hacer muchas cosas, los deportes no le eran indiferentes durante su infancia. Le gustaba el voleibol y andar en bicicleta por los caminos; más tarde, en su adolescencia, la música coqueteaba en su entorno al punto de aprender a tocar guitarra y unir su voz al coro del colegio.

Su formación profesional se decanta por la Ingeniería Química. Para esto, se matricula en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde obtiene su título con honores. Recuerda que su último semestre lo cursó luego de haber nacido su primer hijo, Eduardo. Más adelante, y ya nacido su segundo hijo, Gabriel, se inscribe en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) en la maestría en Alta Gerencia.

En el ámbito laboral, su recorrido por el mundo de las ventas y la gerencia le formaron en estas lides. Le exigían constantes viajes no solo dentro del país, sino que giraba por Centroamérica y el Caribe, cumpliendo tareas propias de su trabajo.

“Durante 19 años trabajé en el área de ventas de productos químicos para una firma alemana; viajaba constantemente pues, además del mercado local, tenía clientes en Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Puerto Rico. Dentro de ellos estaba Lanco de Puerto Rico (oficina principal del Grupo Blanco). Durante varios años atendí esa cuenta y en una de mis visitas a Lanco, el señor Sergio Blanco, presidente del Grupo, me llamó a su oficina y me dijo que creía que era la persona adecuada para poder materializar un sueño que tenía hace un tiempo, de tener una fábrica en la República Dominicana y me preguntó si yo querría trabajar con él en ese proyecto. Yo no salía de mi asombro, sobre todo cuando concluyó diciendo que la pondría bajo mi responsabilidad, que yo sería la gerente general”, recuerda con alegría, aunque en ese momento fue un riesgo que no estaba dispuesta a dejar de tomarlo.

Recuerda que fue una decisión difícil dejar de lado su trabajo que, durante 19 años, había hecho con esmero. En su relato, introduce la variable de que para la fecha de esta propuesta estaba divorciada con dos hijos menores; sin embargo, era una oportunidad de oro que con valentía inició. El resto es historia. Diecinueve años después así lo demuestran. Su frase de batalla: ¡se puede!, quizás tiene su génesis en esta aventura que hoy sigue por muy buen camino.

Para llegar hasta aquí, no le ha faltado nada, y cuando decimos nada, nos referimos también a obstáculos, decisiones difíciles, desafíos que no han sido óbice para lograr lo propuesto.

“Ya no recuerdo cuántos roles desempeñaba en los inicios, pues yo era la única que estaba allí, en un almacén rentado. Poco a poco se reclutaron los primeros empleados, mientras se construía la planta en los terrenos que ocupamos hoy día. Finalmente, nos mudamos y se inició la producción local. El trabajo en equipo, el dar un poco más de lo acordado, el trazar metas consensuadas y saber que siempre hay oportunidades de mejorar y crecer han sido los lineamientos para llevar a Lanco Dominicana a ser reconocida como una marca líder en el mercado”, reconoce con humildad.

Esta edición, que reconoce el rol de mujeres destacadas en el sector construcción, sirve para hacer un alto en su camino y tomar el tiempo de mirar atrás y sentir gratitud por la salud, destrezas aplicadas y buen olfato para la rentabilidad del negocio. Agradece, sobre todo, a Dios por las bendiciones derramadas en la empresa y, de manera particular, agradece pues en estos largos años ha visto beneficios no solo para los inversionistas, sino también para los colaboradores, quienes han mejorado su calidad de vida; algunos han decidido estudiar y, por ende, escalar a posiciones de mayor jerarquía y responsabilidad.

Los reconocimientos también han llegado. El esfuerzo, la pasión por lo que hace y la dedicación a esta empresa, han traspasado las paredes del parque industrial de donde se encuentran. El año pasado, la Asociación Dominicana de Ferreteros (ASODEFE), entregó un galardón especial a doña Cándida por su aporte y compromiso con el sector ferretero. En su discurso

de agradecimiento, expresó que ha sido una mujer privilegiada porque ha tenido excelentes maestros que le enseñaron el negocio, tales como don Pepín Corripio, su hijo José Alfredo Corripio y Sergio Blanco, presidente de Lanco. Con respecto a su equipo de trabajo, dijo lo siguiente: “Uno es tan bueno como el equipo que lo acompaña”, evidenciando su agradecimiento a la decena de hombres y mujeres que trabajan en la empresa, la mayoría de ellos por un largo período de tiempo.

“Los reconocimientos implican nuevos desafíos, pues nos indican que debemos renovar constantemente nuestro compromiso de hacerlo bien, de superarnos a nosotros mismos cada día, de no defraudar a quienes depositan su confianza en nosotros”, aseguró con determinación.

En ese mismo tenor, recordó que el aprendizaje que más le ha marcado es algo que aprendió de don Pepín Corripio cuando inició su interacción laboral con él: “Es el valor del trabajo diario sostenido a lo largo de los años”. Una enseñanza que puede servir a todos, pues es una verdad que se sostiene por sí misma, que no apela a las prisas ni a la impaciencia. Soslaya la inmediatez a la que nos impulsan los tiempos actuales, invita a la perseverancia y la espera de los frutos cosechados con amor y pasión.

Está convencida de que el éxito necesita no solo perseverancia y tenacidad, sino también un equipo de trabajo confiable; y aclara que, para ella, confiable significa que ese equipo entienda el motivo que los une, es el equipo que comparte un mismo propósito y sabe hacia dónde se dirigen.

No obstante, no todo ha sido color de rosa, la pandemia de la COVID-19 trajo retos para el sector y para todos los mortales en general. Conversando sobre este particular, doña Cándida entiende que, precisamente, esta situación sanitaria ha sido la mayor dificultad que, como gerente general, ha tenido que enfrentar.

“Imagínate a todos nuestros clientes obligados a cerrar sus negocios por meses, nuestra planta solo produciendo un renglón de productos, ver a nuestros colaboradores enfermar sin saber cuáles se recuperarían, acompañarlos cuando perdían a familiares, mantener los salarios, aunque la empresa no estuviese generando ganancias, son algunas de las difíciles situaciones que debimos enfrentar. Creo que nada ha sido o vaya a ser peor que esos momentos de dolor, incertidumbre y pérdidas”, reconoce emocionada.
Hoy podemos hablar de pospandemia. El sector de la construcción sigue hacia adelante con retos, pero con indicadores muy favorables. A su entender, sigue y seguirá creciendo en todo el país, específicamente en las zonas turísticas de Bávaro, Punta Cana, Bayahíbe, Las Terrenas, Miches, así como en el desarrollo de proyectos de viviendas verticales en el Gran Santo Domingo y en Santiago, por mencionar algunos.

En cuanto a la titánica labor que han tenido que librar las mujeres en muchos renglones de la vida, en el sector de la construcción, esa lucha no es la excepción. “Yo valoro muchísimo la labor de las mujeres, porque con la igualdad de oportunidades que se ofrece hoy en día, millones de mujeres alrededor del mundo pueden ocupar cualquier posición y desempeñar cualquier tipo de labor. Pero, aun así, la carga emocional y muchas veces material que implica la crianza de los hijos no es algo que se pueda delegar, llegan a sus hogares para convertirse en madres, en amas de casa y, a veces, en cuidadoras de sus padres. Por eso estoy convencida de que las mujeres asumimos nuestro rol laboral con mayor responsabilidad, compromiso y cooperación”, entiende sin temor a equivocarse.

Ella ha vivido esto que expresa en carne propia, por esto tiene licencia para hablar con autoridad al respecto. Describe a sus hijos como su mayor tesoro, pues entiende que son ellos quienes llenan su vida de satisfacciones y quienes le enseñaron lo que es el amor incondicional. De hecho, un regalo que nunca olvida tiene que ver con sus vástagos. Recuerda que, para un Día de las Madres, cuando su papá ya no vivía con ellos, tanto Eduardo como Gabriel, ahorrando del dinero que recibían para sus meriendas, le obsequiaron un peluche. Este gesto aún hoy resuena en su corazón y no para de sentir gratitud. La familia ha crecido, siendo todavía la casa materna el epicentro de las actividades sociales. Allí se reúnen sus tres hermanas, dos hermanos, cinco nietos, doce sobrinos y cuatro sobrinas-nietas, sin duda alguna un clan formado desde el amor, la lealtad y el respeto mutuo.

Más de Cándida Mejía

Regalo que no olvido: un peluche que compraron mis hijos ahorrando el dinero de sus meriendas para obsequiármelo el Día de las Madres cuando su papá ya no vivía con nosotros. • Mis hijos son: mi mayor tesoro, quienes llenan mi vida de satisfacciones y quienes me enseñaron lo que es el amor incondicional. • Me compran con: en el campo laboral, logrando las metas; en lo personal, chocolates. • Mi profesión es: el centro de mi universo. • Mi país es: un lugar de oportunidades. • Me alegra: jugar con mis nietos. • No puedo vivir sin: trabajar. • El día más feliz de mi vida: cuando nació Eduardo, mi primer hijo. • Una verdad absoluta: Dios.

 


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