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ANTILLANA COMERCIAL

ANTILLANA COMERCIAL

Símbolo indiscutible de calidad, innovación y lealtad.

Antillana Comercial conforma un grupo de compañías líderes que proveen soluciones a diferentes sectores, incluyendo, desde luego, el de la construcción. Inició sus operaciones en República Dominicana en el año 1942, bajo el nombre de Compañía Antillana de Importación, lugar donde Francisco Antonio Rodríguez trabajó durante años. Para 1993, él lideró a un grupo de inversionistas y adquirió la empresa que hoy sigue creciendo en manos de una segunda generación.

Antillana Comercial lleva más de tres décadas formando parte del patrimonio de una familia que ha sabido ganarse a pulso un lugar muy importante en un mercado orientado a los sectores de construcción, minería, industrial, agrícola y transporte, pero esto no ha sido mera casualidad.

El sacrificio, entrega, trabajo y responsabilidad han sido parte de la empresa desde sus inicios, y continúan hoy como la base sólida en la que se apoyan las dos vicepresidencias principales de Antillana Comercial: Vicepresidencia de Operaciones, dirigida por Carlos Rodríguez, y Vicepresidencia de Mercadeo y Ventas, presidida por Alejandro Rodríguez.

Ambos hermanos iban de pequeños a la empresa, en aquel entonces uno más a gusto que otro como veremos más adelante; sin embargo, a la fecha forman una dupla en la cual se apoyan para también ofrecer servicios de reparaciones, overhaul, rescate, igualas de mantenimiento, propuestas de mantenimiento, entrenamiento, asesorías y mantenimiento expreso.

Están convencidos de que la clave del éxito para mantener una empresa familiar, sobre todo en el sector construcción, no es una sola, puesto que, además de mantenerse al día con la tecnología, hay que monitorear la eficiencia, las fuerzas de venta, buscar constantemente las oportunidades para reducir costos, y definitivamente contar con un ambiente familiar y profesar respeto.

Desde sus nuevas instalaciones Carlos y Alejandro le abren las puertas a la redacción de la revista Construmedia y comentan cómo fueron enamorándose de la compañía desde jóvenes, cómo la ven hoy día y qué han hecho para seguir con el legado familiar, sobre todo tras la crisis sanitaria causada por el COVID-19.

Conoceremos más de cerca, no solo la historia de la empresa y su razón social, sino también a quien está detrás de ella, y cuáles son esos valores que absorbieron de sus padres que hoy extrapolan para el beneficio de esta gran industria.

Carlos Rodríguez,
Vicepresidente de Operaciones

Sus recurrentes pasantías en temporadas de vacaciones rindieron sus frutos. Carlos se fue enamorando cada vez más de la empresa y quedó prendado para siempre de los equipos y maquinarias.

“Venía todos los veranos y trabajé en diferentes departamentos; a veces era ayudante de mecánico, hacía inventario en el almacén, trabajé en el área de tecnología dando soporte a los usuarios… eso fue haciéndome un poquito fanático de los equipos y de otras cosas; y llegó un momento en que realmente conocía y apreciaba cómo operaba esta empresa. Me fue gustando el negocio”, recuerda sobre sus inicios en Antillana Comercial.

A medida que se fue desarrollando en sentido laboral, y antes de trabajar en la empresa familiar, Rodríguez fue consultor de tecnología por unos tres años en Deloitte, y alrededor de dos años laboró en Sepisa, desempeñándose como gerente del departamento de Tecnología. Tras varios años acumulando experiencia en diversas áreas, pasa a formar parte de Tecnicaribe, y desde el 2021 está a la cabeza de una de las vicepresidencias del grupo Antillana Comercial.

Cabe resaltar que esta transición transcurrió en pandemia, en el año 2020, debido a que durante esta emergencia sanitaria surgieron y se identificaron muchas oportunidades. “Llegó un momento en que teníamos que darle más peso a la eficiencia que a la comercialización, por eso tomamos la decisión de que era mejor que yo ayudará a hacer más eficiente el negocio y no necesariamente a seguir vendiendo más desde Tecnicaribe”.

Como vicepresidente de Operaciones de dicho grupo, sus funciones son mantener las operaciones del negocio funcionando de manera eficiente, eso incluye temas de transporte de mercancía, emergencias de los clientes, funcionamiento del edificio y el almacén; el transporte de productos hacia los clientes, y que los repuestos lleguen y se mantenga un tráfico fluido en el taller.

Vale aclarar que Carlos no entró al grupo instantáneamente como vicepresidente, sino que fue un proceso por el que pasó por vendedor, gerente de ventas, director de ventas y ahora vicepresidente de Operaciones. “Simplemente, aquí hay que ganárselo. No porque sea el hijo del dueño me van a dar la posición; al contrario, la vara es más alta conmigo y más fuerte”. Eso es lo que, a través de los años, le han enseñado sus padres: trabajar con honestidad, ver realmente el valor del trabajo, ser humilde, y a cumplirles a los clientes; que nada es gratis, hay que trabajar.

Precisamente, sobre las enseñanzas de sus progenitores recuerda: “Mi madre era una persona muy gentil y conversadora. Siempre estuvo muy presente en casa y se preocupaba mucho por nosotros. Ser empática era su gran virtud, pero era firme cuando tenía que decirle a las personas que las cosas no estaban correctas, y lo hacía de frente. Fue una fuente de inspiración para mí”, reconoce Carlos, quien también agradece grandemente a su padre por enseñarle la importancia de siempre hacer lo correcto.

“Uno de los valores principales que me inculcó mi papá fue la honestidad, sobre todo que hay que trabajar, que las personas trabajadoras y honestas como nosotros, solo saben ganar dinero trabajando”.

Carlos Rodríguez nació en Santo Domingo, República Dominicana, fruto del matrimonio de Luisa Luna de Rodríguez y Francisco Antonio Rodríguez Guzmán. Está casado con Carolina Veras, con quien ha procreado una hermosa familia junto a sus hijos Valeria y Thiago, de 15 y 13 años de edad, respectivamente. Se graduó de ingeniero eléctrico en Florida International University. Está especializado en alta dirección ejecutiva, Barna Management School.

Le gusta hacer ejercicio como montar bicicleta y caminar junto a su esposa. “Me encanta compartir con mi familia y amigos. Nosotros tenemos la dicha de tener una casa cerca de la playa y otra en la montaña, y esto se convierte en un refugio para todos”.

Alejandro Rodríguez,
Vicepresidente de Mercadeo y Ventas

Trabajólico fue la primera palabra que me vino a la mente cuando lo vi cruzar la puerta al entrar a Recepción. Saludó y no tardó ni un ápice para invitar al equipo de redacción de Construmedia a su oficina para iniciar la entrevista. Una vez allí, un juguete que de seguro es tema de conversación para quienes visitan por primera vez aquel espacio llama mucho la atención; era una mini excavadora que hace alusión a una de las máquinas que comercializan.

Café en mano, Alejandro explicó cuáles son algunas de sus responsabilidades como vicepresidente de Mercadeo y Ventas de Antillana Comercial, y es que como tal, debe involucrarse diariamente con todas las áreas de ejecución de la empresa, como lo es presupuesto de cada área y velar que se logren; mejorar el área de posventa continuamente, trabajar las estrategias de ventas de cada área de la empresa y hacer reuniones de estrategias de ventas con cada gerente.

Los valores y principios inculcados por sus padres lo ayudan hoy a dirigir y a tomar buenas decisiones. Su padre viene de una familia de mucho trabajo, al igual que su madre, y fueron ellos quienes le enseñaron que hay que ser responsables y que al cliente hay que darle siempre la cara. La responsabilidad en el trabajo y sacar siempre el tiempo para la familia son, sin duda, dos de las grandes enseñanzas que los padres de Alejandro le heredaron. “Mi mamá fue muy organizada, disciplinada y administradora de la casa. En mi casa siempre estaba todo limpio, en orden y organizado”.

Es por ello que Alejandro vela porque todo funcione bajo las normas de excelencia y responsabilidad con las que está acostumbrado a trabajar, pero no siempre fue así. Aunque hoy suene extraño, durante su adolescencia Alejandro tenía que ir a la empresa como parte de un “castigo”, y es que “aunque siempre sacaba muy buenas notas, yo era tremendo, y no me portaba muy bien, así que me ponían a laborar en los sitios donde nadie más quería trabajar”, cuenta entre risas.

Pero todo eso quedó en el pasado, pues no pasó mucho tiempo para que él viviera otra etapa de su vida, esta vez cursando sus estudios universitarios fuera del país, una época de nuevas experiencias. “Eso me dio más responsabilidad y más independencia”, cuenta quien desde los 20 años de edad ya contaba con un negocio de fumigación junto con un socio. Y recientemente participó, en sociedad con otra familia, en la compra de Autobritánica, que representa la marca de los vehículos Land Rover en el país.

Y es que Alejando siempre fue muy bueno para los negocios, de hecho, es una persona que no se rinde. “Si me caigo, me paro y continúo”, y eso fue precisamente lo que hizo cuando en plena pandemia enfrentó uno de los proyectos más desafiantes de su carrera: la construcción del edificio que alberga las nuevas oficinas de Antillana Comercial.

Alejandro José Rodríguez Luna nació en Santo Domingo, República Dominicana. Hijo de Luisa Luna de Rodríguez y Francisco Antonio Rodríguez Guzmán. Su esposa es Alejandra María Pérez Bermúdez, y sus hijos Edith del Carmen, Alejandro Javier y Carlos Alberto. Las comidas y compartir un buen vino con su esposa, familiares y amigos es una de las cosas que más disfruta. Le gusta también degustar de una buena pasta, pescado y carnes.

Obtuvo el título de Administración de Empresas en Florida International University, y cuenta con una maestría de School of Anderson, University Of California Los Angeles (UCLA). Su experiencia laboral comprende varios años de desempeño en diferentes empresas, incluyendo Tecnicaribe, Antillana Comercial, y Autobritánica, estando actualmente trabajando en las dos últimas. Alejandro ha formado varias empresas del sector servicio y construcción.

Antillana Comercial

Al mencionar la historia de Antillana Comercial, S. A., hay que decir que fue fundada el 26 de noviembre de 1942, bajo el nombre de Compañía Antillana de Importación, dedicándose en sus inicios a la importación y distribución de equipos varios, venta de repuestos y servicios, con la representación de la línea International Harvester, como también a la exportación de alimentos para ganado y aves.

En esa época, las oficinas estaban ubicadas en la calle Copelo, Zona Colonial, pero debido al crecimiento de la misma, se hizo necesario para el año 1948 el traslado a un local más amplio, dando como resultado la construcción de las oficinas en la avenida Máximo Gómez.

En 1952 Antillana abrió una oficina en Santiago, la segunda ciudad más grande de República Dominicana. Hoy en día, la compañía y sus subsidiarias conforman un grupo de empresas líderes que proveen equipos y servicios al sector al que pertenece. Cuenta con una de las tiendas de partes más completas a nivel de camiones y equipos pesados y un taller de servicios estandarizado al nivel más alto. Sus nuevas instalaciones están ubicadas en la autopista Duarte, km 13.
En 1997 Antillana adquiere la empresa Tecnicaribe Dominicana, distribuidora de los generadores Onan desde 1972. Sus subsidiarias conforman un grupo de compañías líderes, supliendo equipos y servicios a los mercados y sectores de transporte, construcción, agrícola, minería e industria pesada.

Pero no todo ha sido fácil como bien detalla Carlos, pues la pandemia fue uno de los grandes retos del negocio en los últimos años, aprender a darle pausa y luego seguir, con la suma de temas como el alza de los transportes, el tema de la poca disponibilidad de producto y los retrasos con los tiempos de entrega. “Cada año ha tenido sus retos, y hemos aprendido como equipo a involucrarnos en ellos para controlarlos. Gracias a Dios todo está volviendo a su normalidad y ahora el reto es seguir operando bajo un ambiente normal”.

En cuanto a tecnología, Antillana Comercial es una de las empresas pioneras en utilizar tanto vehículos como montacargas eléctricos, además, gracias a los avances de la tecnología, logran que sus procesos de aduana sean eficientes al tener como resultado que la mercancía salga en el menor tiempo estimado. El edificio donde operan también cuenta con un sistema que les permite controlar los costos de diversas áreas.

“Hoy en día, estamos atendiendo una cantidad importante de generadores, unos 800, de modo que el reto operativo es bastante importante: lograr que todos los técnicos visiten estos generadores y les den su mantenimiento y garanticen que esos equipos operan adecuadamente”. Esto también es un gran reto junto con la introducción al mercado de una nueva flotilla de camiones pequeños.

A nivel institucional, trabajan en diversos temas de la mano con diferentes entidades lo que es la responsabilidad social. Se esfuerzan por ayudar y apoyar a la comunidad en las áreas donde opera la empresa, pero también realizan campañas de reforestación en zonas que lo ameriten.

Proveer energía limpia en diversos casos también es una acción continua de Antillana Comercial, como cuando hubo un fuerte incendio en el vertedero de Duquesa y la empresa prestó 24 torres de luces para que los bomberos continuaran sus trabajos en horas de la noche, y poder así sofocar el fuego que tanto daño estaba haciendo al medioambiente.

De igual modo han hecho donaciones diversas a personas en lugares remotos, donde no llega la energía eléctrica, y le han puesto sistema de paneles solares con inversores.

Sector construcción

Los cambios más significativos en esta industria, digamos, los últimos cinco años, han sido, definitivamente, los que tienen que ver con la técnica, de acuerdo con Carlos Rodríguez: “Se ha tecnificado mucho más el tema de cómo se construye. Se reconoce la necesidad de utilizar equipos para ser más eficientes. En el caso de los ascensores para la construcción, por ejemplo, se están usando mucho más. Al igual que el uso de bombillas y otros materiales eléctricos, se busca reducir el costo de la construcción y usar las tecnologías para ser eficientes”.

“El sector de la construcción ha crecido bastante en República Dominicana, tanto en el área comercial como en el área residencial. La pandemia ayudó a que mucha gente reconociera que se necesita una segunda casa, y han estado invirtiendo en ello para alquilar en modalidades de Airbnb, y también para tener un refugio donde ir de fin de semana”.

“Para el éxito es importante aplicar esos valores que son importantes para ti y asegurarte que la persona que está trabajando contigo tiene esos mismos valores y los mismos deseos que tú para echar el negocio para adelante y ser buen profesional”, destaca Carlos.

En opinión de Alejandro, el mercado para ellos ha cambiado mucho. Pese a que cuentan con marcas tradicionales, fuertes y con un control de calidad alto, el precio no es el más competitivo del mercado. “Hoy día, después de la pandemia, hay marcas asiáticas que realmente han marcado una diferencia en nuestro mercado, el cual va dividiendo en clientes que andan buscando solamente precio y el cliente que, además de precio, busca calidad”.

En este contexto, el experto explica que lo que va a hacer la diferencia es el departamento de servicio, el de posventa, donde quedará demostrado qué tan buenas son las empresas en el servicio y qué tan competitivas son.

 


Construmedia

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