El Banco Central de la República Dominicana tiene la misión de preservar el valor de la moneda y mantener la estabilidad de precios, dos tareas titánicas que han de ser asumidas con total responsabilidad. Inició sus operaciones el 23 de octubre de 1947, instituyéndose como una entidad descentralizada y con plena autonomía. En la actualidad se rige por la Ley Monetaria y Financiera No. 183-02.

 

 

 

 

La edificación del Banco Central, así como sus alrededores, nos da una idea de elegante sobriedad. A nadie esta construcción deja indiferente. Erigida en el sector de Gazcue, constituye una de las edificaciones más emblemáticas del nuestro país.

Creado por la Ley Monetaria y Bancaria de 1947 como el Banco Central de la República Dominicana, es responsable de regular el sistema bancario y monetario del país. Tiene la misión de garantizar la estabilidad de precios, la apropiada regulación del sistema financiero y el adecuado funcionamiento de los sistemas de pagos, actuando como ente emisor y ejecutor de la política monetaria y cambiaria, de acuerdo con las atribuciones que la Constitución y las leyes le confieren.

El Banco Central es el banco de los bancos, sus clientes no son personas comunes y corrientes o empresas particulares, sino el Estado y los bancos existentes dentro del territorio de la nación a la cual pertenece. El órgano superior del Banco Central es la Junta Monetaria.

En el libro “Banco Central: sesenta años de historia, arquitectura y arte” puesto en circulación en el aniversario número 60 de la institución, recoge interesantes datos sobre el devenir de este órgano financiero. Nos presenta su primera sede en la calle Mercedes en la Ciudad Colonial, donde hoy se encuentra la Casa de las Academias, pasando por el sobrio edificio, hoy llamado “Vieja Sede”, que comenzó a funcionar en 1956, diseñado por José Antonio Caro Álvarez, hasta la imponente torre de oficinas del día de hoy, inaugurada en 1978, según diseño de Rafael Calventi.

 

Obra arquitectónica

Inaugurado en 1978, la sede principal del Banco Central de la República Dominicana, Torre, Auditórium y Zona de Seguridad, fue producto de un concurso que se realizó en 1971, siendo gobernador del Banco el licenciado Diógenes Fernández, en el inicio de una década en que el Estado dominicano, presidido por el presidente Joaquín Balaguer, se embarcaba en un esfuerzo de modernizar sus instalaciones y su imagen.

En el libro “El Arte de la Arquitectura en el Banco Central: Historia de las sedes del Banco Central de la República Dominicana”, escrito por Omar Rancier en el año 2007, recoge datos históricos de gran interés sobre las distintas sedes que ha tenido la institución, así como detalles, poco conocidos, sobre estas estructuras.
En esta publicación, Rancier nos relata que el concurso para la nueva sede del Banco fue ganado por Rafael Calventi Gaviño, arquitecto graduado en Italia, con una vasta experiencia de diseño y quien fuera, además, a su regreso al país en 1962, director del Departamento de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Narra que el propio Calventi reconocía, en aquel tiempo, que no era del grupo de lo que él llama “arquitectos oficiales”, pero su propuesta se impuso por su calidad.

El libro presenta el proyecto del Banco Central de Calventi como una apuesta a la modernidad desde un lenguaje que maneja la textura del hormigón visto con una delicadeza que se contrapone, armónicamente, a la propia aspereza del material.

Para lograr ese efecto en el hormigón del Banco Central, Calventi escogió una mezcla de cemento coloreado con agregados blancos, tomados de una cantera especial, y usó, además, la experticia del arquitecto y especialista en hormigón norteamericano Robert Kirk, con quien se definió toda la tecnología de los vaciados.

El conjunto se compone de tres partes: una torre de 14 pisos que alberga las oficinas administrativas y ejecutivas, un edificio de congresos y conferencias, el Auditórium con dos auditorios con capacidad para 900 y 200 personas y la Zona de Seguridad con tres niveles soterrados de instalaciones de seguridad y parqueos.

La relación de ocupación en el terreno de las dos edificaciones principales, en diagonal, genera dos plazas que, con la desaparecida plaza frontal del Huacal, constituyeron por mucho tiempo las únicas plazas del sector de Gazcue.

En una interesante entrevista hecha por Roberto Segre al destacado arquitecto, fechada el 27 de mayo de 2006 y facilitada por la Dirección de Comunicaciones del Banco Central, el propio Calventi define su obra de la siguiente manera: “El lenguaje del edificio no está relacionado con una zona geográfica específica, sino con los hitos formales, técnicos y culturales de su época, es decir, con referentes arquitectónicos universales como su estructura, que en este caso fue de hormigón armado y que por su propia naturaleza fue un factor decisivo en la solución de las formas arquitectónicas; los audaces voladizos; las grandes superficies acristaladas; los predominantes quiebrasoles de sus fachadas; las esquinas del auditorio, herencia de la emblemática villa renacentista “La Rotonda” de Palladio; las superficies texturadas de sus fachadas. En fin, creo que tengo una sola deuda, y es con la tecnología del hormigón arquitectónico, desde los encofrados hasta la vasta gama de procedimientos constructivos necesarios para convertir las superficies lisas en otras de variadas texturas. Quizás podríamos decir que la herencia palladiana es una deuda con Europa, pero es muy puntual y lejana en el tiempo”, comentó.

Rafael Calventi Gaviño

Nació en La Vega en 1932, primo del profesor Juan Bosch por parte de madre, con el que mantuvo una estrecha relación hasta su muerte. Desarrolla un sentido del humanismo que consolida con su formación en Italia, humanismo que, eventualmente, se reconoce en sus diseños.

En 1959 Calventi obtiene su doctorado en Arquitectura en Italia, donde fue alumno del destacado ingeniero Pier Luigi Nervi. Entre 1959 y 1960 trabaja en Francia con Pierre Dufau, autor del Palais des Sports de Versailles y en los Estados Unidos de América labora en 1961 con Marcel Breuer, el destacado miembro de la mítica escuela de diseño alemana Bauhaus, y, en 1962, con Iong Minh Pei, el reconocido arquitecto de origen chino diseñador de la célebre Pirámide del Louvre.

En el taller de Pei fue compañero de Richard Meier, quien se convertiría en uno de los más reconocidos arquitectos norteamericanos y ganador del Premio Pritzker 1984, el premio más importante que se entrega en arquitectura en todo el mundo.

De esa forma, este profesional de la arquitectura estuvo en contacto con las corrientes teóricas y humanistas europeas y la visión pragmática norteamericana.

Omar Rancier, en la obra citada anteriormente, señala lo siguiente: “La influencia de Calventi en la arquitectura dominicana se reconoce no solo a través de sus diseños, que recogen algunas de las obras paradigmáticas de nuestra edilicia construida –conjunto del Banco Central, Palacio de los Deportes de Santiago y edificio Palic, entre muchos otros–, sino también en la docencia , como profesor de Teorías de la Arquitectura y de Diseño Arquitectónico (consignado como “Composición Arquitectónica” en el pensum de la recién nominada Universidad Autónoma de Santo Domingo –hablamos de finales de los años sesenta– cuando se desarrolla en la más antigua universidad de América el llamado “Movimiento Renovador”, que saca de la academia a los remanentes del trujillismo) y como director del Departamento de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde con Manuel Salvador (Doy) Gautier y Víctor Bisonó, conforman lo que se conoce como el “Eje Italia”, un grupo que trasmite a sus estudiantes el humanismo clásico de la arquitectura fruto de su educación italiana, desde el punto de vista moderno”.

La presencia del arte está presente en la edificación, sobre todo el arte dominicano, en murales, pinturas y esculturas terminan completando un ambiente amable y motivador en los diferentes departamentos del Banco.

Como parte del conjunto del Banco Central, hay que incorporar al mismo el edificio de estacionamientos diseñado por los arquitectos Luis Guzmán e Ismael de Peña Tactuk, quienes resultaron ganadores de un concurso realizado en 1998, siendo gobernador del Banco el licenciado Héctor Valdez Albizu. La construcción del estacionamiento se termina en el 2002.

Aunque se ha cuestionado, al hacer una evaluación del entorno, la escala de la edificación, que compite y no se subordina, como edificio de menor rango, al complejo de la Torre y el Auditórium, el Edificio de Estacionamientos trata de dialogar con estos a través de una arquitectura contextual, quizás demasiado literal.

La edificación ocupa la manzana completa situada al este del conjunto del Banco, y su mejor aporte lo constituye la gran plaza, que se abre hacia el oeste y que produce un espacio de articulación urbana con la Torre y el Auditórium.

 

---

Construmedia