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MARCELLE MARTÍNEZ BONETTI

MARCELLE MARTÍNEZ BONETTI

Treinta años de edad. Eso tenía Marcelle cuando lideró el equipo de diseño del proyecto de mayor impacto en desarrollo inmobiliario en República Dominicana; un referente arquitectónico para América Latina y el Caribe que marcó de manera contundente y definitiva la carrera y la vida de la arquitecta, embajadora de la construcción circular y la vida sostenible.

Las casas vernáculas que veía en el entorno de las fincas de su madre, su abuelo y en la de su padrino, despertaron en ella una curiosidad que, junto a espectaculares paisajes, se convirtieron en sus dos grandes pasiones: la naturaleza y el diseño arquitectónico; claro, las escapaditas a la casa de su tío arquitecto, también influyeron bastante.

Los recuerdos más bonitos de su infancia son las relacionados a la naturaleza, y no es para menos. “Soy la más pequeña de tres hermanos y la única hembra. Era superdivertido estar con mis hermanos y en contacto con los animales; recuerdo que en la finca de mi padrino ordeñé vacas. Mi papá también tenía en la casa un pequeño zoológico”, recuerda con una sonrisa enumerando a conejos, tortugas, periquitos, perros, gatos… la lista es larga.

A su padre también le gustaba mucho pintar, y eso influyó en su formación: “Nosotros, de pequeños, teníamos mucha vocación por las artes, la pintura. Estudié con Guillo Pérez, dibujo y también hice muchos cursos de manualidades. Desde pequeña eso me gustaba”. Otra pasión que siempre ha formado parte de su vida son los deportes.

Jugué voleibol, básquetbol, tenis, natación, hasta ping-pong. También monté caballos de salto y practiqué equitación. El deporte es parte de mí, es un estilo de vida; al día de hoy forma parte de los principios por los cuales llevo una vida sana y saludable, que es compatible con la filosofía de mi ejercicio profesional, con los temas de la sostenibilidad. No es solamente cuidar al medioambiente, el cuidado empieza contigo”, enfatiza Marcelle quien, al día de hoy, es ciclista y realiza sus rutinas de ejercicio diariamente, aun cuando está de viaje.

Con su abuelo, que era empresario turístico, tenían la dinámica de visitar hoteles. De ahí su interés en realizar una maestría en Alojamientos Turísticos. “De hecho, mi tesis en la universidad fue un hotel boutique ecológico en Jarabacoa. Y luego mi tesis de maestría fue también un alojamiento turístico ecológico en la Isla Catalina”.

Parecería que el universo se puso de acuerdo para que la naturaleza y la arquitectura se unieran en ella. Su tío paterno, el arquitecto José Martínez, dio su vida por la enseñanza de la arquitectura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. De él, ella recuerda que obtuvo muchísimos reconocimientos, escribió muchos libros y participó en proyectos internacionales de diseño. “Él vivía pared con pared con nosotros, y mucha de la inspiración para ser arquitecta nace de mis escapadas a su casa; me encantaba, tenía un diseño español”. Allí tenía una biblioteca a la cual Marcelle le gustaba escurrirse para ver sus libros. A él le encantaba, y cuando se entera que decidió ser arquitecta, le regaló una gran parte de ellos. Eso explica, en parte, la exquisita colección de obras que ella tiene en su oficina.

Resulta obvio que crecer en un entorno familiar tan sano, donde sus padres fueron muy entregados a la familia y en donde le daban valor a los mayores, fue positivo para el desarrollo de la personalidad de la arquitecta: “Nosotros desarrollamos la empatía y la compasión, y no solamente por la familia, sino por aquellas personas que por un motivo o por el otro estaban cerca de nosotros. Aprendí con mi mamá y con mi papá el don de dar, y dando se recibe más satisfacción que recibiendo”.

“Del seno familiar también aprendí a ser leal, el actuar correctamente; mi familia me enseñó que es mejor perder dinero que perder a dignidad”. Por eso el camino que yo he elegido para alcanzar cualquier cosa de mi vida ha sido con un sacrificio extremo, porque no me permitiría valerme ni de artimañas, ni de estrategias que sean ofensivas a mí, ni a mi legado, ni sean ofensivas a mi familia, o a cualquiera que conmigo quiera desarrollar un proyecto”.

“Eso lo aprendí de mi mamá, de mi papá, de mi abuelo también, una persona con una trayectoria intachable y un don de gente, que es lo que hoy me permite ser una persona que, lejos de ser perfecta, siempre tratando de mejorar cada día y de brindar lo mejor que yo llevo dentro de mí como ser humano y como profesional”.

Martínez es una profesional confiada de sí misma, que asegura que “no dosifico el talento ni el empeño que le pongo a las metas que me trazo. Yo lo doy todo y lo doy al 100%. Trato de hacerlo con alegría, con devoción y eso me ha permitido hoy sentirme plena, feliz, tener el respaldo de mucha gente que ha creído en mí y me apoya”.

Milomar: Un liderazgo sostenible 

Con un equipo de más de veinte personas, entre ellos geólogos, científicos y arquitectos, Milomar trabaja para hacer hormigón de tierra, de la materia que se encuentre en el lugar donde quiera que se vaya a hacer un proyecto, esto con la mezcla de unos polímeros.

“No es una invención de Milomar, lo que estamos haciendo es uniendo las piezas para lograr esa tecnología. Descubrí unos moldes que son sostenibles, que junto a polímeros se mezclan con el árido del lugar, y esto sustituye el hormigón; lo estamos combinando para desarrollar viviendas con un hormigón y moldes sostenible, para tener una alternativa a la vivienda social y a la turística”. Pero hagamos una retrospectiva para conocer la empresa que plantea tan interesante propuesta.

Milomar es una empresa dedicada al diseño, construcción y desarrollo de proyectos, que busca promover y poner en práctica el liderazgo sustentable a través de un ejercicio profesional basado en tomas de decisiones, planificación de los proyectos y en la ejecución de estos.

Su apuesta por un modelo amigable para lograr los objetivos de la economía circular es una de sus características principales.

“Los antecedentes de la empresa nacen de la necesidad que tuve de producir dinero y de desarrollarme profesionalmente. Cuando tenía 13 años, le pedí con mucha timidez a mi papá una prenda de vestir de una marca específica. Pegó el grito al cielo cuando se enteró del precio y me dijo que me la compraba, pero de otra marca. Y yo le dije que no”.

Tal como ahora, Marcelle estaba muy clara de qué era lo que quería, así que ese verano trabajó en un campamento para ahorrar y complacer sus gustos, sin imaginar que eso sellaría su vida para siempre. “Cuando me pagan, veo a otra profesora del campamento llorando y pensé que no le habían pagado. Me explicó que estudiaba con una beca y que estaba trabajando para comprar sus útiles escolares, pues estos no estaban incluidos; pero lo que había ganado no le daba ni para comprar la mitad”.

“Eso marcó un antes y un después en mi vida, y me hizo entender que no necesariamente uno trabaja por dinero, y que no siempre esas ambiciones banales deben convertirse en el motivo de uno querer superarse porque hay cosas muchísimo más importantes. Recuerdo que le dije “toma, vamos a disfrutar de la fiesta, es el último día”.

Ya en la universidad, inmediatamente empieza a trabajar en proyectos muy pequeños como remodelaciones de baños, cocinas, terrazas, hasta que casi a mitad de carrera la contratan para diseñar un edificio y construirlo, por lo que buscó a un ingeniero; así inicia su participación más formal en la construcción. Luego de eso, se apoyaba en una empresa donde hizo sus primeros proyectos. Incluso, tuvo la oportunidad de diseñar casas y villas a peloteros, y a raíz de eso fue entrevistada (no tenía ni 20 años de edad) por la cadena CNN.

“Tuve la oportunidad de hacer grandes proyectos antes de terminar la universidad. Inmediatamente terminé, decidí entrar a trabajar con una oferta que me dio mi “papá de la arquitectura”, que es Franc Ortega, arquitecto que respeto”, dice, agregando además otros nombres de arquitectos que respeta profundamente, como Jordi Masalles y Daniel Pons.

“En 2005 terminé la universidad y dos años después constituí mi empresa. Empecé a trabajar en diferentes proyectos en diseño y en supervisión a una escala media; hice la maestría en Alojamientos Turísticos, y gané un sorteo para construir una escuela”.

Marcelle, quien también ha sido catedrática universitaria, ha realizado desarrollos puntuales dentro de Ciudad Juan Bosch, destacados por ser de bajo costo e innovadores: “Nosotros hicimos los apartamentos en formaleta, de esos diseños hicimos las patentes en diferentes modalidades, y son modelos que todavía se siguen replicando y siguen teniendo éxito. Son los modelos más buscados ahora mismo históricamente en el desarrollo de Ciudad Juan Bosch”.

Luego de ese gran proyecto diseñaron las villas olímpicas en Salcedo. Recién, Milomar acaba de entregar el CAI de Santo Domingo Oeste, donde fueron contratistas de Obras Públicas.

Pero más allá del trabajo, Milomar también busca dejar otras huellas en la sociedad a través de su razón social, de ahí es que nace la fundación Good Right, que tiene como eje principal apoyar atletas de alto rendimiento del ciclismo, talentos que necesitan visibilizar sus necesidades para alcanzar sus sueños. La fundación no solo colabora con las acciones vinculadas al deporte como tal, sino que acompaña a estos jóvenes en una formación integral, recalcando la educación, los valores, el empoderamiento, el bienestar, la formación y la estabilidad económica.

Ciudad Juan Bosch 

Marcelle es de esas damas que no tiene miedo de enfrentarse al mundo, nada la detiene cuando se trata de avanzar y de seguir labrando su camino hacía el éxito profesional.

Precisamente, en busca de ese éxito participó en concursos grandes como lo fue el diseño de La Nueva Barquita y Ciudad de Juan Bosch. “En el diseño de La Nueva Barquita no ganamos, sin embargo, nos contactan porque habíamos hecho un estudio urbano, una propuesta alterna de otro terreno, y en ese terreno fue finalmente donde se construyó La Nueva Barquita, por lo que yo siempre he dicho, que yo no gané en papeles, pero gané en conceptos, porque sabía que no se podía hacer donde ellos la planteaban. Eso es algo que nadie lo sabe”, nos cuenta como primicia pues Construmedia es el primer medio público al que se lo cuenta.

Con el proyecto Ciudad Juan Bosch, la historia fue otra. “Me asocié con dos grupos grandes, obviamente era un proyecto gigante y Milomar sola no tenía la experiencia para calificar. Fue un proyecto que, al final, nadie creía que yo iba a terminarlo. Todo el mundo me dio la espalda, y terminé sola; pero entregamos, eso sí, duramos como dos semanas sin dormir”.

“Totalmente marcó mi vida. Fue un momento de sacrificio extremo. Yo tuve que ausentarme de la vida de mi hija”, recuerda Marcelle sobre la etapa en que estuvo trabajando en el proyecto Ciudad Juan Bosch, pero concluye que valió la pena al cien por ciento. “Hay momentos donde tú tienes que saber qué sacrificar y en qué momento dar. Entonces, ese fue un momento de sacrificar un poco mi vida familiar a favor de ese megaproyecto”.

“Dirigí un grupo multidisciplinario y gigante para poder desarrollar la parte urbana. A raíz de ganar la escuela, tenía presupuesto para invertir en equipos, en computadoras, tenía recursos para pagarle a otros colaboradores que me ayudaran, porque esos son proyectos que no lo hace una sola persona. Estamos hablando de que literalmente es la creación de una ciudad. Casi cuatro millones de metros, más lo que impacta la ciudad en todo su alrededor. Tengo que decirlo, este proyecto cambió mi vida por completo”.

Sector construcción

En opinión de Martínez, el mayor obstáculo que tiene el género humano en general es el miedo; “pero esa palabra no existe en mi vocabulario. Yo no tengo miedo. Soy respetuosa de los procesos, pero no le tengo miedo a nada. Entonces, al no tener miedo, la mayoría de los obstáculos que se presentan busco la manera de superarlos”.
En ese sentido, reconoce que se ha topado con obstáculos puntuales en el sector construcción, en el que la juventud, en un momento determinado, era uno de ellos. Y es que normalmente los grandes capitales se sienten inseguros cuando ven a una mujer en sus 30 con un perfil profesional alto, les genera inseguridad.

Otra debilidad del sector, en este caso enfocado a la mujer, es que no hay una política real de permitirle a la mujer emprender, “tengo que mirar a las supuestas oportunidades bancarias, a las políticas financieras que en realidad no existen. Hay que encontrar esa fisura del sistema. A la mujer hay que darle oportunidades. También deberían hacer licitaciones donde participen solo mujeres”.

En cuanto a la inflación y el aumento de los costos de materiales en la construcción, comprende que ahora tenemos un clima un poco más estable, y más apropiado para la inversión. “Hay un clima más favorable. Pienso que los proyectos turísticos siempre han mantenido vigencia y quizás es un norte que se debe seguir explorando al igual que la vivienda de bajo costo, porque siempre va a haber un déficit, no hay forma de que el sector lo cubra al 100%. Lo que hay que saber es dónde y cómo invertir, y saber también elegir con quién desarrollar inversiones, que sean específicamente personas con experiencia, con capacidad creativa y que no sean personas que estén alejadas del sector, sino que tengan la experiencia de haber sido desarrollador, como es el caso de Milomar, que no solamente es diseño, sino que también desarrolla y sabe cómo lograr que un proyecto sea más exitoso”.

Marcelle, su vida familiar

Obviamente no es la mujer maravilla, pero sin duda ha demostrado que es una maravilla de mujer. Marcelle es fruto del matrimonio entre Francisco Martínez y María Soledad Bonetti. Son sus hermanos José Alejandro y Frank Manuel. Su familia paterna es española, mientras que, por parte de su madre, tiene ascendencia italiana, holandesa y alemana.

Marcelle tiene dos hermosos hijos: Miranda Marie y Mario Enrique. “Mi vida entera es un testimonio de que Dios existe y de que Dios nunca me ha dejado sola, ni siquiera en los momentos más difíciles”. ¿Ha tenido que hacer sacrificios en su vida familiar para tener éxito en su carrera? Sí, pero como ella misma resalta, ha valido la pena. “Desde luego he tenido que hacer sacrificios, y más como mujer empresaria en donde toda una estructura operativa depende de mi persona y de mis decisiones, pero he logrado hacer un equilibrio entre mis dos grandes responsabilidades y compenso esos sacrificios con tiempo de calidad, con presencia y atenciones”.

Su familia ha sido su gran soporte, siempre han creído en ella, en sus capacidades y habilidades. “Nunca se opusieron a mis emprendimientos, me permitieron trabajar mientras estudiaba. Promovieron un ambiente de límites que me motivó a buscar mis medios de superación, fue vital para el éxito profesional que hoy he logrado”.

Su clave hoy día para conciliar su vida laboral y familiar es simple: “En esta etapa específica, que mis hijos necesitan mucho de mí, tomé la decisión de vivir contiguo a mi oficina, a veces esa cercanía invade la privacidad, pero se maneja, y me permite aprovechar horarios de trabajo atípicos, pero a la vez optimizar mi tiempo que se traduce a más tiempo con mis hijos y más tiempo con los proyectos”.
Para lograrlo, la organización y el establecer prioridades ha sido la clave, también el hecho de “construir un buen equipo de apoyo, y no adelantar los procesos, se llega al cielo un peldaño a la vez”.

La arquitecta Marcelle Martínez Bonetti es miembro colegiado del CODIA y miembro activo y colaborativo de la SARD. Diseñadora de Ciudad Juan Bosch, CEO de la fundación Good Right, y embajadora de la construcción circular y la vida sostenible.

Parte de su trayectoria

La arquitecta Marcelle Martínez inicia sus labores desde muy joven en la arquitectura, esto, mientras estudiaba la carrera en la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Especializó sus conocimientos con una maestría en Alojamientos Turísticos en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y la Universidad de la Coruña, así como también con el Programa de Alta Dirección de Empresa (PADE) en La escuela de negocios BARNA. Fue 1er. lugar en la XI Bienal de Arquitectura en Diseño Arquitectónico 2011. Ganó el premio Construmedia 2018 a mejor diseño de proyecto de vivienda de bajo costo. Entre sus logros también figuran: Forjadores de empresas y desarrollo de proyectos y/o servicios para la construcción, CODIA 2024.

 

 

 

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