LAS CIUDADES INTELIGENTES

Grandes espacios urbanos que buscan optimizar
la eficiencia con calidad de vida y respeto a la naturaleza
El fututo de las grandes urbes es evidente a medida que la tendencia de usar la tecnología para el desenvolvimiento de la vida diaria toma fuerza cada día. Sin duda, es una realidad que aporta grandes soluciones en el mundo actual.
Sensores digitales que analizan el flujo del tráfico, cámaras para reforzar la seguridad en espacios públicos, sistemas de monitoreo capaces de predecir el nivel de contaminación del aire y dispositivos electrónicos instalados en los sistemas de alcantarillados son solo algunos ejemplos de todo lo que la tecnología es capaz de aportar para que las grandes ciudades puedan llamarse inteligentes.
La misma ONU se ha encargado de ofrecernos una definición clara y precisa: una ciudad inteligente es aquella que usa la tecnología como herramienta para optimizar la eficiencia de la urbe y de su economía, siempre y cuando sirva para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y proteger la naturaleza. Con este planteamiento, es evidente que las ciudades inteligentes se han convertido en una de las soluciones más innovadoras y sostenibles encaminadas a enfrentar los desafíos urbanos que cada día retan a ingenieros, arquitectos, gobiernos y ciudadanos en la actualidad.
Es por ello que en la búsqueda de mejores condiciones de vida y respeto al medio ambiente, las ciudades inteligentes se enfocan en la implementación de innovaciones y soluciones digitales que son aportadas por las TIC, Tecnologías de la Información y la Comunicación, porque a través de ellas se logra la garantía para enfrentar, de la mejor manera posible, una serie de desafíos y problemas capaces de asegurar su éxito a largo plazo.
El uso de las TIC cobra gran relevancia, porque a través de ellas se hacen posibles las innovaciones que, en gran medida, ayudan a definir una ciudad como inteligente. Podemos citar los casos de urbes como Copenhague, Sao Paulo, Dubái y Singapur.
En Copenhague, el sistema de alumbrado en zonas públicas se ha mejorado notablemente gracias a lámparas conectadas a una red inalámbrica. Así, el servicio es más eficiente porque se optimiza el consumo de energía de acuerdo a las necesidades del momento del día.
En Sao Paulo, Brasil, las TIC han permitido desarrollar un sistema capaz de predecir la calidad del aire. Los datos obtenidos se combinan con estudios meteorológicos, del tráfico y de la atmósfera, y gracias a ello es posible calcular los niveles de contaminación con 24 a 48 horas de anticipación, ayudando a las autoridades a tomar medidas para prevenir posibles problemas de salud en los ciudadanos, así como ajustes en el tráfico para disminuir los niveles de contaminación del aire en determinadas zonas de la ciudad.
Los habitantes de Dubái tienen a su disposición un sistema de reclamaciones electrónicas para que puedan dar su opinión, de manera regular, sobre los servicios públicos que reciben a diario.
En Singapur, las autoridades disponen de sensores y cámaras que permiten evaluar el rendimiento y la eficiencia del flujo de tráfico e identificar problemas e irregularidades. Además, la seguridad en los espacios públicos se ha reforzado con la instalación de más de 62,000 cámaras policiales en edificios y zonas de parqueo exteriores.
¿Cómo una ciudad se convierte en inteligente?
Para que una ciudad pueda considerarse inteligente es necesario que existan inversiones en capital humano y social, en transporte y TIC, para que impulsen el crecimiento económico sostenible y se logre una alta calidad de vida. Todo ello, por supuesto, acompañado por una gestión inteligente de los recursos naturales.
Existen ocho aspectos clave que nos ayudan a definir cuándo estamos ante una verdadera ciudad inteligente. Ellos son: gobernanza, energía, construcción, movilidad, infraestructura, tecnología, atención médica y ciudadanos.