ARQUITECTO GUSTAVO LUIS MORÉ
“Creo que el sector del diseño debe ser mucho más enfatizado en su importancia como valor agregado al desarrollo de la cultura misma y de la tecnología de obras”.
A principios de la década de los 80 fundó uno de los estudios de arquitectura, urbanismo y restauro de más valía en la República Dominicana. Arquitecto, investigador, autor, artista plástico y músico son solo cinco de las facetas que agrupan las pasiones de quien ha sido funcionario público en tres ocasiones, y un referente obligatorio en el mundo editorial. Resumir es retador cuando se trata de hablar de su trayectoria, pero trataremos de hacer un compendio para mostrar al artífice de grandes obras.
Gustavo Luis Moré (Cuquito) es una persona apasionada y perfeccionista, al que la arquitectura le fue enamorando poco a poco cuando de pequeño se sentaba junto a su padre, en su mesa, y lo veía dibujar; la misma mesa de dibujo en la que hoy trabaja junto a su hijo, quien también es arquitecto.
Moré nació el 3 de mayo del año 1956, y aunque nació en la ciudad de Santo Domingo, posee también la nacionalidad italiana; es hijo del ingeniero arquitecto Gustavo Alberto Moré González y María Rosa (Mariuccia) Guaschino de Moré.
En general, recuerda haber sido un niño tranquilo, “buen estudiante, por arriba del promedio. Nunca fui ni belicoso ni envidioso, más bien, dedicado a las artes plásticas, la escultura y, posteriormente, a la música”, detalla Gustavo, quien reconoce que su meta no siempre fue estudiar Arquitectura.
“Lo de ser arquitecto fue el resultado de mis dudas respecto a ser ingeniero civil. Me encontré en la fila de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña con mi buen amigo y colega Alfredo Marranzini, quien me convenció de estar juntos durante la carrera, algo que le agradeceré toda la vida”, expresa Moré.
Pero el influjo de sus padres también jugó un papel decisivo en su vida, puesto que la influencia artística de ambos fue gigantesca. “Mi madre también dibujaba, cantaba y escribía literatura y poesía.
Es imposible explicarlo, hay que vivirlo”, enfatiza el arquitecto rememorando algunos detalles de aquella época.
Su vena de artista también se ve expresada en la música, puesto que también es jazzista: “Mientras mis tres hermanas estudiaban ballet, me inscribí en la Escuela Blas Carrasco. Ya yo tenía una enorme atracción por los Beatles, los Rolling Stones y posteriormente por los jazzistas y músicos brasileños de bossa nova, que fue como le fui llegando al jazz, desde el rock”, explica
En cuanto a la carrera que ha desarrollado, y de lo cual veremos algunos aspectos más adelante, señala que “el arquitecto debe ser el verdadero gerente de construcción, con todo el equipo bajo sus instrucciones, tal como ocurre en España y todo el resto de Europa. Este aspecto me parece tan prioritario que lo señalaré como único de urgente atención. Creo que el sector del diseño debe ser mucho más enfatizado en su importancia como valor agregado al desarrollo de la cultura misma y de la tecnología de obras”.
PREPARACIÓN ACADÉMICA
Gustavo Moré se graduó de bachiller en el Colegio Dominicano De La Salle. Y en el año 1979 se graduó de arquitecto en la Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (con el trabajo de tesis titulado “Sede del Conservatorio Nacional de Música y Plaza de la Educación”).
De sus años en la universidad tiene demasiadas anécdotas, dice, al tiempo que resalta la calidad de sus maestros: “Tremendos profesores (Eugenio Pérez Montás, Miguel Vila, Apolinar Fernández de Castro, Pedro José Alfonso, Radhamés Díaz, César Iván Feris, Esteban Prieto, Atilio León, etcétera). Compañeros de curso fabulosos, además de que existía una gran fraternidad entre los años anterior y posterior al que yo estuve (Promoción 73-79)”.
Un año después (1980) obtuvo una beca de las Naciones Unidas para realizar una maestría en Restauración de Monumentos y Centros Históricos en la Universidad de los Estudios de Florencia, Italia.
Gracias a sus continuos esfuerzos por dar siempre lo mejor, en el año 1992 fue ganador de la Beca Cátedra Antoni Gaudí para el Curso Paisajismo y Jardinería, ofrecida por el Gobierno español a través de la E.T.S.A. de Barcelona. En 1994 se graduó de la Escuela de Diseño de la Universidad de Harvard, en la que realizó el curso Techniques of Traditional Town Planning.
TRAYECTORIA PROFESIONAL
Aunque la verdadera vocación del arquitecto es ser empresario privado de la arquitectura, el urbanismo, la restauración y el mundo editorial; también se ha desempeñado como funcionario público en diversas ocasiones. Una de ellas fue como arquitecto del departamento de Diseño del Ayuntamiento del Distrito Nacional; también se desempeñó como director del Centro de Inventario de Bienes Culturales, Oficina de Patrimonio Cultural de la Presidencia de la República.
En 1986 fue secretario general del ICOMOS Dominicano y, en 1990, director de la Escuela de Arquitectura y Artes de la UNPHU. En 1996 fue Consejero de Monumentos Nacionales y Arquitectura del Consejo Presidencial de Cultura.
Dar cátedra también forma parte de su estampa, y lo ha hecho por décadas, aunque reconoce que no es su verdadera vocación. “Solo ha sido un trampolín para la investigación y la escritura. Lo he hecho bien, pero no me produce el placer que me brinda la investigación”.
De esta parte de su historia es importante destacar que en 1982 fue profesor de Historia y Crítica de la Arquitectura Dominicana en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, además de impartir docencia en la Universidad Iberoamericana.
En 1985 impartió los cursos de verano del Preservation Institute: Caribbean, realizados por CARIMOS/OEA en la Universidad de Florida. Ganó de nuevo una beca Fulbright patrocinada por el CIES, Washington D.C., en la que presentó el trabajo “Proyecto: una bibliografía de la
arquitectura y el urbanismo en el Gran Caribe, 1492-1900”.
A principio de la década de los ochenta, Gustavo crea Moré Arquitectos, una firma que él mismo define como “un núcleo de gente con una visión amplia y renacentista de la práctica, de la cual han salido colegas admirados y estupendos. Hoy en día mis hijos María del Mar y Gustavo José se han integrado”.
Moré Arquitectos es una firma de servicios de arquitectura, urbanismo e interiorismo, cuya actividad cubre un amplio margen de servicios, desde grandes proyectos institucionales, habitacionales, comerciales, urbanos, paisajísticos, de restauración, de interiores y editoriales, así como consultorías especiales en estandarización y nueva imagen.
Entre sus trabajos más relevantes cabe mencionar que, en el año 1998, construyó el edificio de la Suprema Corte de Justicia, ganado en concurso junto a Juan Caro. Dicha obra fue inaugurada en el año 2005. Este edificio está compuesto por dos cuerpos unidos por un patio interior. Se tomaron en cuenta las características del terreno, determinado por el anterior edificio de la Secretaría de Agricultura, diseñado por Guillermo González para la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre de 1955.
Entre las obras ganadas también por concurso, se encuentran: el edificio para la sede de la Rosario Dominicana, 1985; la embajada de Italia en Santo Domingo, 1984; la sede de la Suprema Corte de Justicia y la Procuraduría General de la República, 1997; el proyecto de desarrollo urbano y arquitectónico Cap Cana.
Construyó la Sede de la Orquesta Sinfónica Nacional, el Parque Nacional de las Artes y el Parque Central de Santiago, en 2002. También, la Fundación Democracia y Desarrollo (FUNGLODE).
“Los proyectos son hechos en grupo, pero asignada la responsabilidad al que posea mejores recursos para resolver profesionalmente cada proyecto”, dice el creativo que ha recibido premios en distintas bienales de arquitectura de Iberoamérica.
Y es que en la exitosa carrera de Moré, los méritos no se han hecho esperar. En 1985, Italia le otorgó la Orden al Mérito en el Grado de Caballero. En este mismo año recibió el Supremo de Plata como Joven Distinguido del Año otorgado por Jaycees Dominicana. De los honores o reconocimientos que ha recibido, el arquitecto menciona precisamente este último; listando también los siguientes: “UNPHUANO distinguido; Ciudadano Distinguido; y AAA como mejor revista de América Latina en 2017, Bogotá, Colombia”.
Sí, los grandes aportes del arquitecto trascienden más allá de sus obras arquitectónicas. En el año 1996 fundó la revista Archivos de Arquitectura Antillana (AAA), un proyecto cultural que goza de un alto reconocimiento dentro y fuera de República Dominicana.
Arquitectura, diseño de interiores, urbanismo, historia y cultura en el Gran Caribe, son los tópicos en los que se basa cada edición, con una visión panamericanista, inclusivista y abierta hacia lo mejor de la práctica profesional en la construcción de sociedades.
Fue creada con el objetivo de documentar la actividad regional, promover la mejor arquitectura y difundir la arquitectura dominicana y de toda la región del Caribe; teniendo como base la creencia en el papel del diseño como protagonista de cambios en la calidad de vida de las sociedades antillanas.
POR DENTRO
Moré es un hombre polifacético. Ha escrito varios libros, es editor de la revista Archivos de Arquitectura Antillana (AAA) y, como hemos referido, es músico, específicamente jazzista, de hecho, ha participado en eventos de este género junto a renombrados músicos como Juan Francisco Ordóñez y Guy Frómeta.
Sus hijos han sido parte importante en su desarrollo, y lo han acompañado y apoyado en diferentes áreas. “Mis hijos María del Mar y Gustavo José se han integrado a la firma y están creando su espacio de práctica producto de sus talentos y sus aficiones. Mi hija mayor, María Elena, nos ha ayudado muchísimo con la publicación de AAA, sus aspectos mercadológicos y estudiantiles”, explica el arquitecto quien se ha encargado de enseñarles a sus hijos el valor de la responsabilidad.
María del Mar es diseñadora de interiores, y se une a la firma en el año 2011, a la cabeza de Moré Interiores, dedicándose a los proyectos de interiorismo. Es también coeditora de la revista AAA. Mientras que Gustavo José es arquitecto. Inició en la firma en el año 2016, aportando sus conocimientos de arquitectura y colaborando como fotógrafo en la revista AAA.
“Mi padre es una persona apasionada por lo que hace, dedicado, con un sentido de trabajo muy grande. Preocupado por mejorar su país. Es muy talentoso (a nivel profesional y como músico también) y todo lo que hace lo hace bien. He aprendido de él el valor de la responsabilidad, de ser el mejor profesional posible y a usar mis talentos para aportar lo más posible”, comenta María Elena Moré.
Dicho comentario lo corrobora Raquel Pellerano, al resaltar que “el arquitecto Moré es una persona que ama con pasión lo que hace y transmite buena vibra a sus asociados y empleados. Es perfeccionista con sus trabajos, y en su diario vivir es un padre excepcional y amigo incondicional”.
Construmedia