ROBERTO HERRERA | Viceministro de Supervisión y Fiscalización ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones
El viceministro de Supervisión y Fiscalización del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones es de fácil trato. Tiene muy claro sus objetivos. Junto a su equipo de trabajo, logra formar un engranaje que, sin duda alguna, beneficia al país por el orden, la transparencia y la orientación hacia el logro de las metas establecidas que que ejecutan día a día.
Dirigir un viceministerio con tantas responsabilidades no ha de ser tarea fácil. Sin embargo, antes de ocupar su asiento, sabía muy bien que venía a esta posición a servir. Pareciera una frase trillada, sin embargo, se evidencia en los resultados que puede exhibir a casi tres años de gestión.
Con más de 300 empleados, este viceministerio se encarga, como su nombre lo indica, de supervisar las obras que ejecutan los contratistas en todo el país. Una labor además de titánica, muy delicada, pues si esto no se realiza de manera seria, ordenada, enfocada y transparente, las obras que se entregan a la población no contarían con el rigor de los protocolos establecidos y, en algunos casos, podría haber vicios que tarde o temprano saldrían a la luz.
A través de este viceministerio, lo que se plasma en un proyecto, después de que se diseña, se aprueba y está listo para construir, nos encargamos de, a través de los contratistas, llevar a cabo el proyecto. Nosotros supervisamos y fiscalizamos la construcción de los proyectos para que el contratista los entregue con la calidad técnica esperada, apegado al contrato establecido.
Esto lo están logrando gracias a la voluntad férrea de dar cumplimiento a un programa de gobierno que se diseñó para beneficio de toda la población, no importa la provincia o el municipio donde se encuentre el ciudadano, además de la capacitación, el empoderamiento y los recursos tecnológicos que se le han impartido a cada colaborador para que realice su trabajo.
Tocando este aspecto de la tecnología, Herrera nos cuenta que, en esta gestión, se ha implementado un programa denominado Supervisión Moderna (SUMO).
Antes, se realizaba el registro de los procesos de supervisión de manera manual. El supervisor llenaba un formulario a mano con los hallazgos encontrados en la obra. Luego, debía sentarse a redactar el informe, por ende, se perdía mucho tiempo. Ahora, se ha implementado un proceso de supervisión con tabletas, donde el colaborador puede tomar fotografías y levantar su informe desde el mismo lugar de la obra. De inmediato, se envía a la base de datos de la sede central del ministerio, reduciendo el tiempo invertido y aumentando la capacidad de trabajo de los mismos.
“Encontramos un ministerio totalmente análogo, pero vamos encaminados a digitalizar los procesos. Antes, un supervisor tenía a su cargo 4 o 5 obras, pero con esta tecnología puede atender a 10, 12 e incluso quince obras a la vez, lo que significa que estamos haciendo el trabajo más eficiente”, relata Herrera.
Otro aspecto que ha contribuido a que hoy en día este ministerio pueda mostrar avances ha sido el empoderamiento de los supervisores. “Encontramos a un supervisor cabizbajo, que no era dueño de sus procesos. Los hemos empoderado, pues ellos son los responsables de las obras. Les hemos dado ese respaldo necesario para hacer su trabajo de manera óptima, y los resultados se han visto”, enfatiza el funcionario.
Esto es solo uno de los tantos programas y acciones que se han ejecutado en favor de una gestión más dinámica, haciendo más con menos recursos. Y es que Herrera tiene bien claro que su gestión debe estar alineada con el presidente de la República, Luis Abinader, y el ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, Deligne Ascención, en cuanto al tema de la transparencia en el manejo de los recursos.
“Entiendo que la transparencia con la que nos estamos manejando en este ministerio es el principal aporte que hemos hecho a esta gestión. Una institución tan grande como esta, que maneja tantos recursos y se relaciona con una clase empresarial como los contratistas, quienes son los encargados de construir todos los proyectos, nos hemos manejado con ellos de forma transparente. Hemos establecido una relación de igualdad con estos empresarios; no hay criterios políticos ni personales. Aquí no hay vacas sagradas ni favoritismos, se les respeta a todos por igual. Los hemos tratado como lo que son: clientes y socios del ministerio”, detalla el viceministro.
Del mismo modo, entiende que ni el ministro, Deligne Ascención, ni el presidente de la República, Luis Abinader, lo han llamado a su despacho para favorecer a ningún contratista. Argumenta todo lo contrario. El mandato que tiene del ministro es que todos participen en las licitaciones sin favoritismos. “Agradezco enormemente la confianza depositada en mí para desempeñar esta función. Si hay algo destacable en esta gestión, es precisamente la transparencia y el trato a los contratistas sin distinción de tamaño o procedencia”, dice convencido.
Dentro de su ejercicio también ha logrado eliminar la fila de contratistas fuera de su despacho esperando para poder hablar y recibir su pago. Recalca que, si el contratista hizo su trabajo y lo entregó según lo acordado, recibe su pago sin demoras. Se ha implementado un programa de agilización burocrática para ayudarles a gestionar sus procesos, lo que los hace sentir muy bien.
Aquí entramos al plano personal y en varias ocasiones mencionó los valores inculcados por su padre, Ángel Bolívar Herrera. Se refiere a que no se permite fallar ni mucho menos tomar un dinero que no le corresponde. Tiene muy claros los principios éticos y los valores que le inculcaron en su hogar.
Al culminar sus funciones, quiere bajar las escaleras que conducen a su oficina con la frente en alto, con la tranquilidad y la conciencia tranquila de que hizo lo que tenía que hacer sin perjudicar el erario.
Otro aspecto que ha contribuido al éxito en sus funciones es la apuesta por una gerencia horizontal. Entiende que, para que su equipo de trabajo rinda los frutos que hasta hoy ha cosechado, ha descentralizado las funciones. Parte de su equipo puede representarlo, incluso ante el presidente de la República. Esto, por supuesto, crea un clima de pertenencia y hace que todos se sientan parte de una institución que trabaja unida hacia un mismo objetivo. “Aquí no hay protagonistas. En este viceministerio, todos los funcionarios trabajan y se les exige que rindan cuentas”, dice.
Al mirar hacia atrás y recordar los tiempos previos a su llegada al Ministerio, una de las mayores satisfacciones que menciona tener es poder hacer realidad un programa de gobierno que ayudó a diseñar antes de la campaña. Ha logrado poner en marcha acciones que antes consideraba necesarias y ahora puede materializarlas.
“Me siento muy comprometido por la forma en que el ministro, Deligne Ascención, trabaja. He aprendido mucho de él. No descansa y eso nos compromete. Soy consciente de que falta mucho, pero tengo la tranquilidad de que falta menos” (risas).
Se han empeñado en que cada provincia tenga las soluciones viales que necesita. Herrera recuerda que, al llegar al ministerio, apenas había unos 69 proyectos en ejecución, y hoy en día tienen alrededor de 300, sin contar los proyectos ya entregados a la población. “Hemos tenido un crecimiento exponencial de las obras”, afirma con orgullo.
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