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INDUSTRIAS AGUAYO

INDUSTRIAS AGUAYO

75 años siendo parte integral de la identidad familiar y del desarrollo del sector construcción.

El tema de la unidad familiar siempre ha sido para ellos mucho más que una prioridad. Ha sido la clave principal para que Industrias Aguayo cuente hoy con una tercera generación desde su fundación a finales de los años cuarenta. ¿En cuáles hombros pesan hoy día la responsabilidad de mantener ese legado? Una interesante pregunta que merece una buena respuesta.

Jorge y Raúl Aguayo Saladín, director general y director de Operaciones, respectivamente de Industrias Aguayo, son dos hermanos dedicados en cuerpo y alma a honrar los fundamentos de una empresa que forma parte de la propia dinámica familiar, lo que ha contribuido directamente a su éxito.

La génesis de Industrias Aguayo se remonta al año 1948, tras su fundación por parte del ingeniero Rafael Aguayo Ceara, en la ciudad de Santiago. Hoy es una de las mayores fabricantes de productos de cemento para la industria de la construcción en República Dominicana y el Caribe, gracias a que en la actualidad cuenta con dos parques industriales, de los cuales hablaremos más adelante.

Continuando con un poco de la historia de la entidad, en 1958 abre una segunda sucursal en Santo Domingo. Tras la enfermedad e inesperada muerte de su fundador a los 59 años de edad, su hijo, Alfonso Aguayo León (padre de Jorge y Raúl), se hace cargo. Tenía apenas 19 años; pero eso no fue un obstáculo para cambiar de planes y dejar apenas iniciada la universidad.

De regresó al país, inicia sus labores en la empresa junto a su fundador, quien ya estaba en la etapa terminal de su enfermedad. Ya al frente de Industrias Aguayo, no podía hacerse cargo de ambas sucursales y es cuando se decide cerrar la de Santiago y atender la de Santo Domingo solamente.

Pero Alfonso nunca ha estado solo, sus cuatro hijos (Jorge, María Laura, María Elena y Raúl) de alguna manera y en diferentes etapas de sus vidas han formado parte de “la fábrica”, como le llama la familia a esta herencia que hoy sigue viva gracias a la integración, la identidad y el alto nivel de compromiso que Alfonso y su esposa Vivian han sabido transmitir a sus descendientes.

Hoy, una tercera generación se hace cargo; conozcamos más de cerca a Jorge y a Raúl Aguayo Saladín, y luego veamos a “la fábrica”, sus nuevas estaciones y sus continuos aportes al sector de la construcción dominicano y del Caribe.

Jorge Aguayo Saladín,
Director General

Jorge, quien es el mayor de cuatro hermanos, es director general de Industrias Aguayo, y se encarga de la parte administrativa, finanzas, recursos humanos, tecnología y ventas. Pero el nombre de su cargo es más bien teórico porque abarca mucho más que eso, ya que, en el tema de las funciones, sobre todo en el caso de su hermano Raúl y él, se entrelazan y tienen que ver con todo; “estamos constantemente fluyendo”, dice.

“Obviamente yo no sé si esto ocurre con todo el que tiene una empresa familiar o no, pero esto es algo que nosotros llevamos en la sangre desde chiquitos”, dice Jorge, refiriéndose al interés natural que siente por la empresa que hoy representa.

Recuerda muy entusiasmado que “en las tardes nosotros veníamos a jugar a “la fábrica”, así le llamábamos. Íbamos a la oficina, nos subíamos en las pilas de gravilla, jugábamos con la arena, nos subíamos en montacargas con los montacarguistas o en la pala con los paleros… era parte de nuestras vidas y hoy en día nosotros hacemos eso con nuestros hijos. El ser parte de la fábrica, constituye la dinámica familiar completa.

Al ser parte clave de una tercera generación, Jorge narra con base lo que significa lograr el punto de equilibrio entre la tradición familiar, tomando en cuenta que es un negocio que ya tiene 75 años en el mercado: “Ha sido muy fácil, cuando nosotros nos integramos a la compañía, afortunadamente nuestra familia extendida estaba pasando por un proceso de transición en otra empresa que no tiene nada que ver con esta, y para hacer esa transición, participamos en una gran cantidad de talleres, seminarios, charlas y dinámicas sobre empresas familiares y sobre etapa de transición. Todo eso nos fue preparando a nosotros como familia independiente para esta etapa, y mi papá estaba más que preparado para hacer esa transición”.

Esto hizo que dicha transformación fuese muy fluida y muy fácil, pues Alfonso entendió que su rol ahora era de asesor, consultor, y guía. “El todavía disfruta muchísimo cuando le contamos las cosas de la compañía, lo que estamos haciendo. Una vez al año nos juntamos como familia para hablar de negocios, y presentar los planes que tenemos y recibir cualquier tipo de retroalimentación de ellos. Para nosotros fue muy fácil esa transición porque mi papá estaba listo”, enfatiza.

Su nombre completo es Jorge Rafael Aguayo Saladín, nació en Santo Domingo y residió en la ciudad de Santiago durante seis años para realizar sus estudios superiores (cuatro años de carrera y dos años de maestría). Jorge Rafael es ingeniero industrial, graduado de la Pontificia Universidad Católica, Madre y Maestra, con una maestría en Gestión de Recursos Humanos, de dicha universidad. Además una MBA de Kellogg School of Business de Northwestern University.

Son sus padres Alfonso Aguayo León y Vivian Saladín de Aguayo. Y está casado con Pilar Granados, ambos son los padres de María José y Sofía. Le encanta disfrutar del campo, sobre todo en la casa de la montaña, un lugar familiar, ideal para despejar la mente. También le gusta ir al gimnasio para botar la tensión; los juegos de mesa en familia, cocinar y caminar.

Inició formalmente en el mundo laboral en Industria de Tabaco León Jimenes, y posteriormente en la Cervecería Nacional Dominicana. “Trabajé también unos nueve meses aquí como ingeniero de proyectos (se refiere desde luego a Industrias Aguayo), con la idea de empaparme bastante de las cosas de la compañía, y poder ir proyectando cómo se podría implementar todo lo aprendido una vez estuviera de regreso”, recuerda. Llegado el momento, se fue por dos años al extranjero para hacer el MBA. “Allí trabajé durante un año en una compañía de consultoría que se llamaba Zs Associates”, detalla el ingeniero, quien finalmente se incorporó en la empresa familiar en octubre del 2002, donde día a día comparte con su hermano menor Raúl.

Raúl Aguayo Saladín,
Director de Operaciones

La honestidad y el respeto, sin duda, fueron parte de los principios y valores que sus padres le inculcaron de pequeño a Raúl, un deportista de alto rendimiento que ahora utiliza sus destrezas en otra faceta de su vida.

“Nosotros siempre hemos crecido con una mentalidad de un trato respetuoso y digno con todo el que nos rodea, no importa si son gerentes o ejecutivos de alta jerarquía, o si son empleados de niveles más bajos. Siempre hemos sido muy, muy respetuosos con el trato de la gente”, expone Raúl refiriéndose a él y sus hermanos.

Y es que el tema de la unidad familiar “ha sido la clave para que haya continuidad en el negocio. Mis padres también se han preocupado mucho de que compartamos fuera de la empresa, que tengamos siempre nuestros espacios para estar juntos. Ha sido prioridad, y a la vez se traduce en la continuidad de la empresa como institución empresarial-familiar”.

Pero Raúl no siempre ha estado involucrado cien por ciento en la empresa como lo está ahora. Tras graduarse de Ingeniería Eléctrica en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), estuvo muy ligado al mundo del deporte. “Hice una carrera deportiva durante muchos años y tuve un espacio separado de la compañía y de la vida académica. Hice una campaña olímpica hasta el 2008, y en ese año volví a integrarme a la empresa”, dice Raúl, quien se ha ganado un lugar en la historia del deporte de República Dominicana, puesto que ha sido pionero en el alto rendimiento de navegación a vela y ha logrado coronarse campeón del Caribe en varias ocasiones.

Como deportista de alto rendimiento, participó en más de 70 competencias internacionales en unos 25 países, abarcando los cinco continentes, incluyendo 15 campeonatos mundiales, dos Juegos Centroamericanos y del Caribe, dos Juegos Panamericanos y unos Juegos Olímpicos. En los Juegos Panamericanos Santo Domingo 2003, por ejemplo, ganó la única medalla Panamericana en vela para República Dominicana; y en 2008 se coronó campeón del Laser Midwinters East, en un evento de grado 1 de la Federación Internacional de Vela.

“Me considero afortunado, realmente, de que tuve la oportunidad de perseguir esa pasión y llevarla a lo más alto. Para un atleta, los Juegos Olímpicos es la mayor aspiración y pude hacerlo con el apoyo de mi familia”.

Raúl ya había trabajado anteriormente en Industrias Aguayo entre el 2000 al 2004, y se reintegra a la empresa al tiempo que hace una maestría en Barna Business School. Además, tiene en su haber muchas formaciones técnicas en las soluciones que ellos tienen para el sector construcción y se ha capacitado para atender de primera mano la parte técnica, no solo en la operativa de la compañía, sino de cara a los clientes, con las soluciones que no han sido parte tradicional de su cartera de producto, en la cual Raúl ha dedicado bastante esfuerzo y energía para la diversificación y brindar esas nuevas ofertas.

“Para nosotros, el negocio es parte de nuestra identidad. Desde pequeño siempre tuve el deseo y sentía la pasión de trabajar aquí y ayudar y echar el negocio también hacia adelante, ayudarlo a crecer. Obviamente, es difícil tomar ese tipo de decisiones, pero no te puedo decir que fue un sacrificio ni que me sentía que estaba dejando eso porque tenía que trabajar aquí, sino que era algo realmente que yo también deseaba; tenía mis metas y mis sueños como parte de la empresa familiar”.

Desde luego, a Raúl le encantan los deportes acuáticos, aunque ya nos los practica con frecuencia; en cambio, ha encontrado en el tenis, deporte que practica desde hace más de tres años, una afición que lo ayuda a mantener una buena salud, tanto física como mental. Raúl Alfonso Aguayo Saladín nació en Santo Domingo. Son sus padres Alfonso Aguayo León y Vivian Saladín de Aguayo. Está casado con Carina Azar; sus hijos son Alfonso y Nicolás, quienes también demandan tiempo y es una actividad que disfruta.

Industrias Aguayo

Muchas buenas nuevas hay que decir de Industrias Aguayo. En su incansable interés de innovar y brindar siempre un producto de superior calidad al sector construcción, a finales del mes de julio comenzaron sus operaciones en su nuevo parque industrial, ubicado en San Rafael de Yuma, La Altagracia, esto, como parte de su política de expansión.

Dicho proyecto cuenta con tres líneas de producción, dos para producir bloques y una para producir morteros. Tiene, además, una mina seca de agregado calizo. “Nosotros, básicamente, con estas nuevas instalaciones estamos duplicando nuestra capacidad productiva, tanto en morteros como en productos de mampostería, bloques, adoquines…”, detalla Raúl, quien se encarga de la parte operativa, producción de todas las unidades con que cuenta la compañía hoy en día, además de las ventas de soluciones de infraestructura, con temas de geosintéticos y membranas, etcétera.

Desde luego, la empresa tiene su parque industrial principal ubicado en San Cristóbal, a 20 minutos de Santo Domingo, en una superficie total de 70,000 metros cuadrados, con cinco plantas de producción para la fabricación de productos de mampostería, adoquines de piedra reconstituida, morteros secos y mosaicos hidráulicos.

Y es que desde su fundación, la empresa, sin duda, ha evolucionado, pero lo más importante es que esa transformación tiene que ver solo con los negocios, puesto que “la esencia de lo que nosotros somos como familia, como compañía, sigue estando ahí. Siguen siendo los mismos valores, siguen siendo los mismos principios que, para nosotros, es lo más importante. Somos una familia de fe”, expresa Jorge con mucho sentimiento.

El director general también asegura que eso es lo que le da más tranquilidad a su padre, ver que la forma en cómo están llevando la compañía sigue siendo fundamentada en los mismos valores con los que él creció y los que él les inculcó. “Sí, él se goza muchísimo el éxito profesional y los proyectos, y el ver que aquí se sigue trabajando con claridad y transparencia total, que seguimos cumpliendo nuestras obligaciones fiscales sin fallar, que seguimos tratando al personal con dignidad, como si fueran parte de nuestra familia. Ese es el tipo de cosas que yo creo que a él más paz le dan”.

La tecnología también ha jugado un papel muy importante en el desarrollo de Industrias Aguayo. “Los procesos industriales se han ido adaptando y evolucionando en el tiempo, siempre en procura de tener los procesos más avanzados y confiar. Y eso es algo que inició nuestro padre con esta planta que montamos aquí, en San Cristóbal, que en sus inicios fue la más moderna del país, una planta modelo totalmente automatizada; fabricantes de bloques de otros países venían a verla, incluso”, recuerda Raúl, director de Operaciones.

Con respecto al nuevo parque industrial y a la tecnología, cabe recalcar que este cuenta con tecnología de punta que ayuda a tener mayor productividad, con reducción de costos y con garantía de calidad, que es uno de los sellos distintivos de la empresa.

“La tecnología te va ayudando cada vez a ser más eficiente. Nosotros, incluso, hemos sido galardonados en varias ocasiones por poner productos innovadores al servicio del sector de la construcción, porque siempre estamos buscando tecnología y métodos constructivos nuevos para introducir al mercado. Siempre estamos al pendiente de cuáles son las tendencias, qué se está usando en el sector, cómo se está produciendo… es así como, a pesar de ser la empresa más antigua como fabricante de bloques que existe actualmente, somos también la más innovadora”, menciona Raúl.

“Siempre nos mantenemos monitoreando las innovaciones que hay en el sector. Todos los años viajamos a ferias internacionales para ver qué producto nuevo hay, qué tecnología… nuevas ideas y nuevas soluciones. Hemos estado muy de cerca de nuestros clientes para escuchar cuáles son sus necesidades, y nos hemos atrevido a innovar con productos. De hecho, somos la única empresa del sector que cuenta con dos patentes”.

Trabajar y estar al día todo el tiempo forma parte de las estrategias que han implementado para mantener esa competitividad, incluso, las soluciones que han implementado, algunas de ellas han sido métodos constructivos nuevos para el sector, y eso es retador porque incluye la responsabilidad de educar a quienes harán uso de esas soluciones. “Nosotros ofrecemos capacitación al público, recibimos estudiantes universitarios… es un reto cuando es un método constructivo nuevo, como fue el caso de los muros Mesa que se utilizaron por primera vez en la carretera El Río-Jarabacoa, fue interesante ver el proceso de la implementación del sistema. Cabe señalar que también hemos participado en los elevados de la autopista Las Américas, con un sistema que los responsables de la obra nos pidieron desarrollar. Hemos participado en proyectos de envergadura que históricamente no nos habíamos involucrado, esto es a nivel de construcción de carreteras, pasos a desnivel, etcétera”, acota Raúl.

Y esto se corrobora tan solo con echar un vistazo a la historia de Industrias Aguayo, la primera de su naturaleza en tener un sistema completamente automatizado en manejo del producto, ya que una vez sale de la línea de producción, no hay maltrato del mismo. En cuanto al cuidado del medioambiente, un tópico tan sensible, también es tomado muy en cuenta, por lo que, al hacer mención a este tema, ambos ejecutivos aseguran que las materias primas que utilizan cumplen con los procedimientos ambientales que están avalados por el por el Ministerio de Medio Ambiente.

“Nos aseguramos de que nuestros suplidores de agregados extraigan el material bajo el cumplimiento de todas las normas vigentes y respetando al medioambiente. El material aluvional que consumimos nunca se extrae del cauce de los ríos sino de terrazas cercanas, respetando las distancias establecidas por la normativa vigente, y nos aseguramos de que haya una minería responsable detrás del agregado que nosotros utilizamos como materia prima, cosa que no sucede con algunos de nuestros competidores. Nosotros ahora tenemos nuestra propia mina de agregado calizo en nuestro nuevo parque industrial, en la que implementamos un sistema de lavado en seco de la arena, por lo que eliminamos la necesidad de utilizar agua en ese proceso”, explican.

Como parte de su programa social, Industrias Aguayo apadrina escuelas públicas vecinas, y buscan reducir el impacto al medio ambiente, tanto así que fue la primera empresa del sector que recurrió a la energía renovable para mitigar su huella de carbón con la planta fotovoltaica más grande del país, en ese entonces. Además, tienen en marcha un programa mediante el cual recolectan semillas de las plantas de la zona donde está la mina, para ponerlas a crecer en un vivero y poder ir reforestando con las mismas especies que son endémicas de la zona.

Sector construcción

A nivel interno, su nueva planta es el proyecto más ambicioso y retador en la historia de la empresa en estos 75 años; estamos hablando de que la capacidad productiva que les tomó 75 años desarrollar, la han duplicado en 18 meses.

Es un proyecto importante para Industrias Aguayo, sin duda, pero a nivel general, tanto Jorge como Raúl concuerdan en que el sector de la construcción de viviendas está pasando por un momento difícil, muchos costos de materiales de construcción han subido por temas inflacionarios, las tasas de intereses están muy altas, y aunque hay señales de que pueden empezar a bajar, todavía están los temas normativos que dificultan el desarrollo del sector.

Pero el gran reto de ellos del día a día viene más porque el block básicamente es un producto económico de muy bajo margen, donde hay tal vez poca valoración del cliente en ciertas características, por lo que falta un seguimiento por parte de las instituciones del Estado, para que equilibren la fuerza del mercado, digamos. “Cuando compites con un producto que realmente cumple con toda la normativa, frente a otro que no lo cumple, la competencia es desigual”, se queja Jorge.
El empresario agrega que muchas veces los competidores no cumplen sus obligaciones fiscales, ni con el pago de los empleados ni con la ley. “La gente ve la fabricación del block como algo informal, estás compitiendo contra gente que adquiere agregado de manera ilegal, que no paga sus impuestos. Y cuando tú tienes un producto tan económico de márgenes tan estrechos, ese tipo de cosas genera situaciones de competitividad difíciles”.

Jorge también se hace la pregunta retórica de cómo competir de manera responsable con competidores que tienen prácticas no responsables, y a eso le añade el tema sobre la normativa vigente, que rige al sector. “Actualmente existe una norma emitida por el Instituto Dominicano para la Calidad. (INDOCAL) que establece cuál es la resistencia y las características que debe tener un block de hormigón. Esa normativa ahora mismo es de cumplimento voluntario porque no existe nada que obligue a su cumplimiento, hasta que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, en su reglamento de construcción de obras de mampostería, no haga referencia a esa norma, no se hace de cumplimiento obligatorio para los ingenieros que construyen”. Finalmente, Jorge Aguayo asegura que sus blocks cumplen con los estándares estadounidenses que son más estrictos aún.

 


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