PALACIO DE BELLAS ARTES | ESPACIO PARA LA ENSEÑANZA Y LA PRÁCTICA ARTÍSTICA DE LA MÚSICA, EL TEATRO, LA DANZA Y LAS ARTES VISUALES
El Palacio de Bellas Artes de Santo Domingo también lleva el nombre del siempre recordado humorista, empresario, conductor y productor de televisión Freddy Beras Goico. Fue concebido dentro del Plan Bienal de Construcciones Escolares, desarrollado entre 1950 y 1952 por el entonces presidente de la República Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Su construcción inició en el año 1952. Se trataba de una edificación ambiciosa de unos 13,375 metros cuadrados a cargo de la Compañía Ingenieros Asociados, Sociedad Civil, que presidia el ingeniero Bienvenido Martínez Brea (Bebecito), en un terreno ubicado en la avenida Independencia a equina Máximo Gómez, de 24,700 m². Según la página oficial de la Dirección General de Bellas Artes, el costo total del edificio, incluyendo construcción, mobiliario y decoración, fue de RD$1,555,000.00. Se inauguró el 15 de mayo de 1956.
El Palacio de Bellas Artes se construyó para albergar la Dirección General de Bellas Artes, sus compañías, escuelas y la Galería Nacional, y con el interés de habilitar una sala de espectáculos donde mostrar el trabajo de los grupos artísticos.
Para la crítica de arte e investigadora Myrna Guerrero, en el libro “El Palacio de Bellas Artes, 1956-2008”, expone que, con la apertura de este centro, “inició una etapa de grandes realizaciones artísticas, un verdadero movimiento de creación, difusión y animación culturales”.
Guerrero narra que la estructura acogió en sus primeros cinco años a un público básicamente de clase alta, pero que, a partir del ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo, el público se diversificó socialmente. El edificio se convirtió en el lugar privilegiado para la enseñanza y la práctica artística de la música, el teatro, la danza y las artes visuales.
Obra arquitectónica
El Palacio de Bellas Artes fue diseñado por Francisco Manuel Batista Bisonó (Cuqui Batista), estudiante de término de Arquitectura en la Universidad de Santo Domingo, quien propuso dos proyectos, uno moderno de estilo avanzado y audaz, y el otro tradicional y neoclásico, de inspiración griega, por el cual se optó finalmente.
“El edificio, inspirado en el templo de Apolo, en Delfos, es una planta simétrica que cuenta con cuatro fachadas y entradas con escalinatas en cada una de ellas. Las fachadas están decoradas con columnas monumentales de capiteles dóricos que sostienen el entablamento, el cual cuenta con arquitrabe liso, friso de triglifos, metopas y cornisa. Completan la visual de las fachadas, los volúmenes de los ocho salones levantados en la azotea, rematados a su vez por estructuras rectangulares, así como por el tambor y la bóveda de la cúpula”, recoge la página oficial de la Dirección General de Bellas Artes.
El sitio virtual establece que al pie de cada entrada fueron colocadas dos esculturas de tamaño heroico (8.5 m) realizadas por el escultor Antonio Prats Ventós. Representaban figuras masculinas y femeninas que portaban simbologías de las distintas manifestaciones del arte y la ciencia: lira, máscaras, pintura, música. Fueron demolidas en 1969 para ser sustituidas por copias de obras europeas.
El edificio fue totalmente construido en hormigón armado, con muros exteriores de 10” y 12” de grosor, lo que hace del Palacio de Bellas Artes una estructura antisísmica, porque además sus bases están afianzadas en roca viva. Para cubrir las paredes exteriores, se utilizó una mezcla de arena de Boca Chica cernida con cemento sin color que le imprimió ese tono particular y único que identificó al Palacio de Bellas Artes por muchos años.
Para la decoración de los interiores y exteriores, se contrató la firma española Loscertales, S. A., bajo la dirección del ingeniero Manuel Fernández Grande, quien respetó el estilo griego de la fachada en el auditorio, pero no lo hizo en los salones de reuniones y rotonda, donde siguieron una orientación más bien romana.
Destacan dos grandes murales, colocados en los rellanos de las dos escaleras que conducen a la segunda planta de la Galería Nacional, los cuales fueron realizados por el pintor español José Vela Zanetti, quien vino al país con el grupo de refugiados de la guerra civil de España.
En el año 2008, el Palacio de Bellas artes fue reinaugurado con una inversión multimillonaria. Las obras, ejecutadas bajo la responsabilidad del arquitecto José Antonio Hernández, zonificaron el edificio en tres ámbitos básicos que acogen las áreas administrativas, las salas de exposiciones y el complejo teatral (Sala Máximo Avilés Blonda, dos teatritos y Salón de los Espejos). Se adecuaron espacios para las dependencias administrativas y para las compañías artísticas, habilitándose modernas oficinas, salones de ensayo y camerinos.
En los espacios exteriores se agregaron dos estacionamientos soterrados con capacidad para 600 automóviles, y se renovaron los jardines y plazas.
En el 2010, el Palacio de Bellas Artes fue declarado por el Bureau Internacional de Capitales Culturales como uno de los Siete Tesoros de la capital dominicana, selección que se hizo mediante votación popular.
Francisco Manuel Batista Bisonó
Nació en Santiago de los Caballeros el seis de junio de 1925. Fue a la Universidad Autónoma de Santo Domingo a estudiar Ingeniería y Arquitectura. Desde que cursó sus primeras asignaturas, mostró un talento especial por el dibujo, siendo el asombro de sus profesores. Antes de iniciar la universidad, empíricamente, había estudiado Dibujo Arquitectónico con un manual de autor argentino. Aprendió solo, como sus hermanos Augusto y Pedro, famosos aquí y en el mundo por la misma singular especialidad.
Don Cuqui, como todos le conocen, está casado con Rosy García, madre de sus dos hijas, Ava Mía e Iraina. Sus padres fueron Manuel Batista y María Consuelo Bisonó Hernández.
En una entrevista firmada por Angela Peña del periódico Hoy, con fecha 1 de julio de 2006, relata que no le gustaba que le dijeran arquitecto, diseñador ni tampoco ingeniero, más bien se identifica como dibujante. Es que tiene un talento natural para este oficio. En dicha entrevista recordaba cómo en la universidad, de 30 estudiantes que podía tener un aula, le hacía los dibujos al menos a 20, lo que demuestra la gran capacidad para el dibujo.
La entrevista recoge aspectos interesantes de la personalidad del afamado profesional de la arquitectura. Relata que es generoso y abierto para recibir en su hogar a jóvenes que se inician en el oficio. Dice que: “Para ayudarlos, tiene cinco libros inéditos: El proceso del diseño, La crítica, Lectura arquitectónica, El Urbanismo, La vivienda. Los exhorta a que aprendan geometría descriptiva, a pensar, a no creer sólo lo que dicen los libros. Yo dije, y me cogieron odio, que lo que hay que hacer es desaprender lo aprendido; no es una frase que inventé, el fracaso está en la rutina del conocimiento”, sin duda alguna, palabras profundas y sabias.
Sus huellas están diseminadas por toda la geografía nacional. Además del Palacio de Bellas Artes, tiene en su haber las barandillas de la autopista Duarte, puentes que van desde Santo Domingo a Santiago, el mercado de San Cristóbal, la Feria Ganadera, Academia Militar Batalla de las Carreras, cárcel de La Victoria, la Fortaleza San Luis, el campo de Aviación, local del Partido Reformista, Iglesia Santo Cura de Ars (como era en un principio), edificios de la Universidad Católica Madre y Maestra, sedes que alojan el Cuerpo de Bomberos, el Banco Nacional de la Vivienda, así como una infinidad de residencias, urbanizaciones y casas modestas de barrios en el Distrito Nacional y en la Ciudad Corazón.
En julio del 2022, el ministerio de Cultura realizó un reconocimiento a este gran arquitecto dominicano, en ocasión de celebrarse el 66 aniversario de la inauguración del Palacio de Bellas Artes. La ministra de Cultura, Milagros Germán, tuvo palabras de elogio para don Cuqui Batista, a quien definió como un hombre afable y amable. Durante el acto, dijo que esta distinción no la entrega el Ministerio, sino más bien el pueblo dominicano.
En el año 2006 fue reconocido por la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana como “Patrimonio viviente de la arquitectura dominicana”.
Construmedia