MARÍA GATÓN PEDRALBES
La fragilidad de una dama con fortaleza de concreto
Es posible que muchos que profesan conocer a esta destacada mujer del sector construcción, no sepan que ella duró varios años estudiando ballet, que tuvo un salón de belleza, una tienda… y que para confesarle a su padre que había cambiado de carrera un año después de hacerlo, tuvo que armarse de mucho valor. Así es María, a la que muchos le dicen Susi, una mujer sin límites, sin miedos, sin barreras mentales que le impidan alcanzar sus metas.
El edificio donde se encuentra su oficina es imponente e intimida, pero cuando ya estás en la recepción, te encuentras con unas botas hechas de periódico reciclado, que te da la bienvenida humanizando el espacio. Se trata de un obsequio que quiere emular el logo de la iniciativa “Botas de esperanza”, el lado social del grupo Pedralbes. Pero el inicio de esta historia no es este, sino que se remonta a algunos años atrás, tal y como nos cuenta su protagonista. ¡Veamos!
María es su nombre de pila, pero quienes la conocen la llaman Susi (yo también la llamaré así). Su padre, Ángel María Gatón, era médico cirujano, el más famoso del Nordeste, y su madre, María Teresa Hernández, era enfermera (también era modista).
Tenían una clínica y, al lado, la casa, por lo que no era de extrañar que viviera en un ambiente donde la medicina era el tema; de hecho, su padre quería que ella fuera cirujana pediátrica, pero ya sabemos que no lo complació en ese deseo. Ya en plena adolescencia y luego de estudiar por unos seis años ballet, Susi tenía que decidir a qué le daba prioridad, pues le sería casi imposible dedicarse a ambas cosas: era el ballet o la ingeniería. Pero había otro detalle que complicaba, por así decirlo, las cosas: y es que su padre quería que ella fuera cirujana pediátrica.
Autor: Construmedia
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